Producción y texto: Belén Uriarte | Editora de 8000
Fotos, videos y edición audiovisual: Fran Appignanesi
—Hay bastante demanda porque cada vez estamos necesitando más espacios verdes —le dice a 8000 el jardinero Miguel Ángel Schvalie, que a sus 52 años se dedica a embellecer y cuidar patios, sobre todo en los barrios periféricos de nuestra Bahía.
Miguel ve que mucha gente no tiene tiempo ni dinero para hacerse una escapadita a la playa o a las sierras, y busca poner lindo el jardín para disfrutar mejor su casa:
—Tienen su lugarcito ahí, su pequeño paraíso.
Miguel arrancó con la jardinería en 2004, luego de trabajar en barcos pesqueros y como seguridad privada y comercial.
—Era bastante sedentario… Vi que tenía un tiempito para hacer algo más y me empecé a interesar por los espacios verdes, por diferentes variedades de plantas… Me despertó curiosidad. Me gustó.
Decidió entonces capacitarse en el Centro de Formación Profesional 401, con el ingeniero Norberto Castellano y el profesor Néstor Pascuallini.
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Pero no todo es teoría: mucho lo aprendió después, con la práctica, a base de prueba y error.
Si bien nació en Médanos, se instaló acá a los 10 años, cuando se vino la familia para acompañar a su abuelo Luis Recalde, que estaba muy enfermo.
- 🤔 Cuenta que varios lo conocen como “Lucho”: no sabe bien por qué le pusieron ese apodo, pero lo escucha desde chico. Sí recuerda que su mamá empezó a llamarlo así y la siguieron los chicos del barrio San Martín, donde creció.
—¿Qué es lo que más te piden hoy tus clientes?
—Mantenimiento. Sembrar y podar, porque tenés que poner el cuerpo y a la gente le cuesta. Necesitan alguien que lo haga. Almohadoncito, arrodillarse para hacer canteros, hoyuelos… y ponerle cariño. No hay otra forma.
—¿Y lo más curioso?
—No, nada raro. Por ahí te piden que saques un árbol o algo que te duele… He plantado muchos árboles y después los ves crecidos y decís: “No lo puedo creer, esto lo planté yo”. Es un pequeño aporte, que tendría que ser una consigna para los chicos en el colegio: plantar un árbol y cuidarlo en el año, tomar esa responsabilidad.
Para Miguel, es fundamental tomar conciencia desde chicos sobre la importancia de la forestación y de lo que significa el árbol para nuestro entorno:
—Convierte el dióxido de carbono en oxígeno. O sea: nos da la posibilidad de recuperarnos a nivel medioambiental, que estamos bastante castigados.
Encima acá sufrimos un terrible mazazo hace 1 año, cuando perdimos 14.000 ejemplares por el temporal que nos pasó por encima.
—Fue terrible, se te cae el alma… —dice Miguel, a un costado de la pista de atletismo del Parque de Mayo—. Esto era bien frondoso y ni te digo en los 80, en los 70… para mí, era mucho más lindo. Ahora está bastante cementado. Antes tenías todo de tierra. Inclusive el canal de acá, donde están las vías, era un balneario; nosotros nos bañábamos ahí, era bárbaro, a la gente no le gustaba ir a otro lugar.
Mientras recorre ese sector del parque, insiste en que lo más duro de la jardinería es ponerle el cuerpo. Especialmente, en épocas de calores agobiantes.
—Tenés que salir bien temprano y a la tardecita, cuando baja el sol, porque fuera de ese horario te insolás, más allá de tener sombrero, anteojos… Es duro. Tenés que hidratarte bien y salir tipo 6 de la mañana. A veces muy temprano no podés, porque a la gente no le gusta el ruido cuando tenés que usar las máquinas. Es lógico.
También es lógico el desgaste que viene con los años. Además de tener que soportar estos calores con el rostro completamente cubierto por las esporas que vuelan con los cortes y podas, el cuerpo es muy exigido: después de una jornada intensa, te duele todo.
Pero igual es una actividad muy disfrutable:
—Cuando trabajás, descargás muchas tensiones: es una descarga a tierra. Estás ahí con la naturaleza y más allá de que las máquinas son ruidosas, tenés las aves, disfrutás mucho, es como un spa. Yo fui a trabajar a Monte Hermoso y un cliente me comentó: “Ese muchacho que va ahí con la camioneta es abogado, dejó el estudio y se puso a hacer jardinería”. Vos fijate, ¡lo que es trabajar al aire libre! Es muy relajante, es lindo.
Otra cosa muy disfrutable es el contacto con la gente.
—Tengo clientes copados. Mucha gente linda, que te convida con algo, que es muy cordial.
—¿Algún reconocimiento que te haya sorprendido?
—Es muy lindo cuando te dicen: “Qué bueno que quedó, Miguel”. La gente ve que lo hacés tranquilo y eso es importante. Hay gente que te paga bien, que es detallista, que se fija y te lo valora. Eso está bueno.
Si bien maneja sus tiempos, suele trabajar entre 6 y 8 horas diarias, de lunes a viernes: en general, 3 o 4 horas a la mañana y lo mismo a la tarde. Lo que más le gusta es hacer arreglos, como preparar un cantero con distintas variedades de plantas:
—Ahora se usan mucho las gauras, la hierba de las pampas, los dietes, pennisetum, todo ese tipo de gramíneas… Azareros enanos. Después los jazmines: jazmines de leche, jazmines del cabo, que son fantásticos. No es como antes, que la abuela tenía calas, nandina doméstica… Ahora se usa todo esto, que es bastante agreste, que no necesita mucho riego, y es muy lindo.
—¿Qué es lo más difícil de mantener?
—Todo. Ya te digo: almohadón o alguna alfombrita doblada para las rodillas, y bueno: a darle cariño. Sobre todo a las trepadoras, los cercos vivos, crecen muchísimo y largan esporas, eso es lo que cuesta más. Pero todo es costoso, más allá de comprar una planta para una decoración o algo, el tema del mantenimiento. Es muy laborioso.
Miguel se maneja en auto o en moto, según el tiempo y los costos, y no suele llevar muchas cosas: prefiere trabajar liviano. Tiene una desmalezadora muy funcional, un rastrillo, un soplador (que tira aire mediante una tobera para mover hojas, polvo y demás), algún que otro elemento para limpiar y unas tijeras.
—No ando con mucho mono, por decirlo de alguna forma. No me gusta. No da resultado para mí. Hay gente que anda con todo el equipo y, si no tiene todo el equipo, no puede trabajar. Yo ando con pocas cosas para no volverme loco.
Actualmente tiene entre 40 y 50 clientes, y no siempre trabaja solo. Cuando el desafío es mayor, lo comparte con su colega Gustavo Raúl Palavecino.
- 💰 La hora de trabajo está entre $ 8.000 y $ 10.000: “Algunos chillan, pero es lo que se cobra”.
- ✂ Para pedir su servicio, podés escribir a nachonet019@gmail.com
—¿Recordás alguna anécdota o papelón?
—Sí, tengo uno… lamentablemente. Una vez, una clienta que tenía 4 laurentinos que hacían una L los quería poner rectos, en línea. Yo recién arrancaba, entonces los saqué sin podar y los puse así nomás… Me acuerdo la decepción a medida que pasaban los días y se iban secando, era algo desesperante.
Hoy Miguel sabe que toda extracción, injerto o movimiento de planta debe hacerse a mediados de agosto o en septiembre, que es “cuando todo explota”, y con una poda severa, que permita que la planta vuelva a tener energía.
—¿Esa vez lo pudiste solucionar o no volviste?
—Sí, lo hice como se tenía que hacer. Pero fue una frustración ver esos laurentinos que se iban poniendo amarillos… Pero bueno, está el cariño también, porque no es solamente decir “saco esta cosa de acá y la pongo allá”, porque las plantas sienten. Cuando vos tenés una planta en tu casa o tu mamá tiene una planta y la empieza a mover y ves que la planta estaba fantástica y de pronto se pone triste, te das cuenta de que se está muriendo, a la planta no le gusta ese lugar. Pero el vegetal no lo toma como algo adrede, vos fijate, ¡qué noble! Se recupera como puede.
—¿Creés que hay conciencia del cuidado que necesitan?
—Hay gente que la tiene, hay gente que cero. He visto que dicen: “Me molesta esta planta, este ciruelo…”, y lo cortan, porque les molesta cuando bajan del auto. A mí me da mucha pena. Es algo perverso, porque lo decapitan. Es terrible, porque le costó crecer y una vez que alcanza su estado más lindo, lo decapitan sin piedad.
Según detalla, las plantas más resistentes son el eucalipto y el gualeguay. Y entre sus preferidas está la acacia baileyana purpurea.
—Tiene muy lindos colores, su follaje es muy particular. Tiene un color verde mate con sus puntas ocre; es una planta injertada muy linda. Aroma no tiene. Hay muchísimas variedades de acacias, la mimosa también me gusta mucho.
—¿Y en cuanto al aroma?
—El jazmín del cabo es fantástico, irresistible. Es como una rosa blanca tirando a amarillenta muy particular, muy bonita, con un aroma dulce.
Miguel dice que una flor es de los regalos más lindos para dar y recibir.
—Representa la frescura, el detalle, el perfume. En alguna oportunidad a mí también me han regalado. Está bueno, y si es sorpresivamente, más copado. No importa si se la regalás a tu novia, a tu novio… No tiene género.
Los meses de mayor trabajo son marzo, abril, agosto y septiembre, porque el clima acompaña. En cambio, el calor quema todo.
—¿Qué cuidados aconsejás?
—Darle el mantenimiento básico, el riego… La gente se olvida del riego y es muy importante: como nosotros tomamos agua para hidratarnos, la planta también necesita. El riego es todo: a la mañana bien temprano y a la tardecita.
Otro detalle es la cantidad. Un toque: si no, las pasás de agua.
—¿La crisis hídrica complica?
—No creo. Tenemos agua de perforación en algunos sectores… Si hay voluntad, con un poquito se puede tener algo, se puede mantener. Acá no hay excusa: hay que tenerle cariño y curiosidad, nada más. Decir: “¿A ver qué flor da?”. “Uy, mirá qué lindo, ¿cómo se llama?”. No nos queda otra: si no tenemos forestación, perdemos calidad de vida.
—¿Cuál es el primer recuerdo que tenés con las plantas?
—Siempre me gustaron los deportes aventura. Me gustan las caminatas, el rafting, todo ese tipo de cosas. Y de chiquito fui mamando ese tema de “mirá ese lugar frondoso”. Me iba a la vera del arroyo a pescar o a hacer picnic a Sierra. Siempre me gustaron los paisajes, el aire libre.
En su familia no hay antecedentes de jardinería. Su mamá Elba, que tiene 77 años, se ocupaba de la casa; su papá Miguel Ángel, que falleció el año pasado a los 76, era metalúrgico.
Pero su hijo Federico, de 20, sí heredó el amor por la naturaleza.
- 👨👦 Miguel vive solo y comparte los fines de semana con el chico, que tiene trastorno generalizado del desarrollo (TGD) y va a la escuela especial 514. Federico no habla, pero se entienden: una de las cosas que más disfrutan juntos son las caminatas al aire libre.
- 👱♂️ Y lleva unos años sin pareja: extraña el compañerismo, pero dice que en la soledad “te encontrás con una parte oculta de tu espiritualidad”.
Lo de Miguel queda en Las Cañitas: ahí va armando su propio jardín. De a poquito:
—En casa de herrero, cuchillo de palo… Terminás tu actividad y decís: “Uy, me tengo que poner a cortar el pasto”. Y no querés saber nada. Más allá del cariño, lo posponés. Pero me gusta tenerlo lindo. Está en una zona bastante golpeada por el viento, ahora por el calor, tenés que poner variedades muy resistentes.
—¿Le tenés miedo a algo?
—A quedarnos sin árboles. Lo que vi con el temporal, eso que nos castigó sorpresivamente, fue feo. Tenemos que tomar más conciencia y evolucionar un poquito más con respecto a lo que es la forestación, los espacios verdes, la ecología.
—¿Cómo ves el plan de reforestación?
—Va despacito, pero va. La idea es que nos sumemos todos. El tema es tener un poco de curiosidad y aprender que no es solamente esa planta que está ahí, sino la satisfacción que te da, cómo va creciendo, la flor que te regala. Tenemos que saber valorar eso.
Para Miguel, el mayor aprendizaje es que todo lleva sacrificio, más allá del gusto o el placer que uno pueda sentir por lo que hace.
—Tengo power para hacer esto todavía. Disfruto lo que hago: aprender las variedades, la gracia de cada una, el encanto de cada una, porque hay que esperar su momento, todo tiene su encanto.
—En general, ¿hasta qué edad se sigue con una actividad así?
—Hasta donde te dé. Depende del cariño que vos le tengas al trabajo y del cuidado de uno también: si salís a hacer alguna actividad física, si hacés yoga… en eso va también el power que vos tengas.
Miguel suele nadar y andar en bicicleta.
—El trabajo igual es muy relajante, no hay que tomarlo como un trabajo aunque lleve su esfuerzo. Nosotros tenemos una batería cuando salimos y decimos: “¿En qué voy a utilizar esta energía que tengo hoy? En algo aprovechable”.
—¿De chico te imaginabas haciendo esto?
—Para nada. Mirá: yo andaba en el mar, anduve 10 años navegando, y me hacía en Centroamérica. Me he querido ir en alguna oportunidad para descubrir distintos lugares; un tiempo me pegó la locura de ir a Miami a conocer y de paso ver, porque hay trabajo para todo lo que refiere a espacios verdes.
Pero la vida lo fue llevando. Y se quedó. Y no se arrepiente:
—Este es un trabajo que lo manejás vos. Ahora se está frenando el tema de ser empleado, hay pocas empresas que toman o dan trabajo en blanco, entonces vos te tenés que largar, desenvolverte solo, tomarlo como un desafío. Además, a esta edad no te dan trabajo así nomás.
Lo que sí le pesa es no haber estudiado:
—Estudiar algo te abre el camino a muchas cosas, a compartir con personas, a otros mundos y aprendés también. Pero bueno: yo soy medio salvaje.
—¿Algún sueño?
—Que tengamos más verde y que la gente se dé cuenta de que hay que ponerle más cariño para que Bahía Blanca sea un parque, como es la ciudad de Mendoza. Que más allá de ser un lugar de paso, con un parque industrial y un puerto muy importante, tengamos un lindo parque.
—¿Te imaginás haciendo otra cosa?
—Sí, me gusta la mecánica, hago de todo. Una clienta me dice: “Miguel, vos sabés que tengo un problema, no me sube la cortina de enrollar”. Y bueno, le cambio la tira. O me dicen: “Tengo una filtración en el techo”. Y le digo: “Después subimos a la canaleta y lo arreglo”. Una cosa lleva a la otra, depende de la actitud que vos le pongas. Todo es trabajo hoy, tenés que saber hacer de todo un poco, porque si no estamos al horno.
—¿Qué le dirías al Miguel que recién arrancaba con la jardinería?
—No te enrosques y buscá la mejor manera, poniéndole buena energía. Uno va madurando, te van cayendo las fichas y decís: “No me tengo que hacer problema, no gano nada”. Hay que buscarles la vuelta a las cosas, todo tiene su vuelta y encontrarla es una forma de crecimiento. El tema es hacerse cargo, y encararla de la mejor manera, siendo considerado y teniendo empatía.
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La estrenamos para nuestro segundo aniversario. Estos son los episodios anteriores:
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- 🏉 Stephania Fernández Terenzi, ingeniera y rugbier: actitud ante todo
- 👨🚒 Vicente Cosimay, bombero voluntario: 24 horas al servicio
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Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec