🏃‍♀️🤩 Natalia Fechino, profesora de Educación Física y runner: alegría kilométrica

Publicado el 26/01/2025.

Producción y texto: Belén Uriarte | Editora de 8000

Fotos, videos y edición audiovisual: Fran Appignanesi


El running me da muchas cosas: alegrías, compañerismo, poder disfrutar del aire libre. Es parte de mi día a día, es mi psicólogo —le dice a 8000 Natalia Fechino, profesora de Educación Física y runner.

Lleva 11 de sus 31 años enseñando: da clases para correr y de funcional, prepara rutinas personalizadas y también trabaja en la Escuela Media N°2, de Corrientes al 1.200, con estudiantes de primero.

Se describe como una persona alegre y amiguera, apasionada por el deporte y que disfruta de lo que hace. Nació en Darregueira y ya se siente bastante bahiense: vino en 2011 para hacer el profesorado en el Instituto Avanza.

El primer año, el ingreso fue por sorteo y no entró. Pero se quedó a pelearla.

—Al año siguiente, que fue por orden de llegada, ingresé número 3. ¡Dormí afuera un día! No me iban a sacar de ahí porque yo quería cumplir mi sueño.

 

Antes trabajó cuidando a una nena y aprovechó para prepararse, haciendo distintos cursos de gimnasios, aquagym, entrenamiento funcional, pilates…

Cuando arrancó el profesorado, ya estaba dando clases y sabía que su elección era acertada: enseñar es su vocación. Y en el segundo año de la carrera empezó con Energía Funcional: pasó de 2 alumnas a 18 en apenas 1 año.

  • 🏃‍♂️ Hoy el grupo se llama Energía Funcional Running, tiene más de 30 clases semanales y reúne alrededor de 300 alumnos entre sus 3 actividades.
  • 🙋 Natalia da (junto a los hermanos Tomás y Agustín Lloret) funcional y running, a partir de los 13 años. Además, Daniela Iturrioz está a cargo de Energía Kids para chicos de 4 a 12, una iniciativa que surgió para que padres y madres puedan ir a entrenar con sus hijos.

 

La historia de Natalia con el deporte arrancó de muy chica. Salía de la escuela y se iba directo al Centro de Educación Física (CEF): cada vez que su familia no la encontraba, estaba ahí.

—Lo que tiene de bueno el deporte es que estás haciendo una actividad física, no estás en la calle —dice—. Es muy importante inculcarles hábitos a los chicos, porque los adquieren para toda su vida. El ejercicio físico es muy productivo.

Durante 10 años practicó hándbol y también atletismo y gimnasia artística. Cuando terminó la escuela, tenía muy en claro qué carrera elegir.

—Me costó bastante porque trabajé y estudié al mismo tiempo, pero se puede decir que hoy estoy feliz de hacer lo que me gusta —nos cuenta en la pista de salud de Córdoba y Urquiza, en el Parque de Mayo, mientras sus alumnos entran en calor.

 

En su familia nadie se dedica al deporte y casi no hacen actividad física. Aunque ella trata de incentivarlos, sólo en pandemia logró que se pusieran las pilas:

—Los tenía cortitos. Les decía: “Vamos, llegó la hora de entrenar”. A lo último no querían saber nada, pero bueno, siempre por el lado del humor me salía con la mía.

Su papá Amílcar es mecánico y su mamá María del Carmen limpiaba casas y ahora se dedica al cuidado de la abuela Hortensia. Natalia es la menor de 4 mujeres: la mayor es Silvina y le siguen Betiana y Ana Paula. Todas se dedican a la educación.

  • 👩‍👧‍👦 Y se suman 3 sobrinos: Gonzalo de 26, Luciana de 18 y Emma de 8.

 

—¿Se puede decir que el deporte fue algo tuyo, que la escuela incentivó?

—Exactamente, fue algo más mío. De hecho, mi familia dice que estoy loca, no entienden todo lo que hago, pero bueno, soy una apasionada del deporte.

  • 🥰 Sí tuvieron que ver su primera profesora de hándbol, Susana Cano (que hoy es su segunda mamá) y sus colegas Andrea Baleani (primaria), Renzo Herbin (sucesor de Susana) y Miguel Gutiérrez (secundaria).

 

Acá la práctica deportiva no aflojó. Nati empezó con vóley y cuando se le complicó con los horarios, se metió en el running, una actividad que puede adaptar a su rutina.

—¿Qué fue lo que más te costó cuando llegaste?

—¡Ay! El primer año me la pasé llorando. Fue difícil porque extrañaba todo: estar en mi casa, llegar y tener la comida; extrañaba un montón cosas que cuando vivís solo te das cuenta de que lo tenés que hacer vos, pero por suerte me vine a vivir con mi amiga Mariana Puga, que jugó conmigo al hándbol. Estuvimos 4 años conviviendo.

—¿Qué representa Bahía para vos?

Bahía me abrió sus puertas. Estoy supercómoda acá. Me parece una ciudad muy linda para vivir, tranquila, donde a la gente le gusta hacer actividad física. Salís por la calle, por el Paseo de las Esculturas, por el parque, y hay mucha gente haciendo actividad, y eso suma un montón para mi trabajo.

—¿Y cómo definís a los bahienses?

Son cálidos. Tengo muchos amigos acá, muchos alumnos, y son buena gente, buenas personas. Si necesitás ayuda, siempre te van a dar una mano.

 

Cuando inició el profesorado, Natalia empezó a correr 1 o 2 veces por semana de forma recreativa, para despejar la mente, y le gustó tanto que decidió empezar con su emprendimiento que combina entrenamiento funcional y running.

—¿Qué beneficios tiene correr con respecto a otra actividad?

Es una actividad deportiva, recreativa, que se puede hacer en cualquier lado. No necesitás más que unas zapatillas y ganas de salir a correr. Lo podés hacer en cinta o al aire libre; siempre es más beneficioso al aire libre porque te despeja la mente, tiene otros condimentos. Beneficios, un montón: mejora la salud, mejora el estrés, mejora el descenso de peso, que mucha gente busca eso, mejora la parte cardiovascular-respiratoria, previene enfermedades… Y mucho social también: de hecho, mucha gente viene porque, además de una actividad, hacemos muchas cosas grupales.

—¿Algún ejercicio en particular para el cuidado de las rodillas?

—En running lo que hacemos es de manera controlada, bajo nuestra supervisión. Al principio realizamos un entrenamiento de técnica de carrera, donde se camina más de lo que se corre, y se enseña cómo correr: la posición del cuerpo, la respiración… Y en base a que va mejorando la condición aeróbica y física de la persona, se empieza a aumentar el tiempo de trote. Siempre aconsejamos que se haga junto con una actividad para fortalecer. Funcional es un buen complemento.

 

Correr no es una moda, dice.

—¿Es para todos?

—Sí, siempre y cuando tengas un apto médico, comiences de a poco y cuides el cuerpo. Lo que tiene el running es que te empezás a cebar y querés correr cada vez más y a veces más no es mejor; lo ideal es empezar de a poco, con técnica de carrera.

En cuanto a la respiración, explica que lo mejor es inhalar por nariz, ya que de esa manera humedecés el aire y filtrás bacterias, y luego exhalar por boca. Pero reconoce que en distancias largas llega un momento en el que respirás como podés.

 

Gran parte de su día lo dedica a su grupo de entrenamiento: además de dar clases en el Parque de Mayo, en distintos horarios, es parte de la organización de los viajes cuando surgen competencias afuera de Bahía.

No sabe cuántas horas diarias ocupa, porque hay “mucho trabajo invisible”: no es sólo ir y dar la clase, también hay que planificar y preparar los materiales para cada jornada según la cantidad de gente que se anota a través de una aplicación.

—¿Entrenás a la par de los alumnos?

—No, normalmente nos quedamos cuidando las pertenencias porque vienen muchos chicos en bici, en moto, dejan sus bolsos, carteras, mochilas… Cuando yo no doy la actividad y la da uno de mis colegas, ahí sí me sumo.

  • 🏋️‍♀️ Los días que no corre entrena en el dúplex que alquila en Villa del Parque, donde se armó un minigimnasio.
  • 🏊‍♀️ Hace un poco de todo: también anda en bicicleta y nada.

 

Tiene alumnos adolescentes y también adultos mayores que se vuelven inspiración, como Esther y Arnold, de 85 y 87 años, a quienes les da clases personalizadas.

—Cuando me vinieron a preguntar si quería darles alguna actividad, no pude negarme. Que una persona quiera hacer y tenga la voluntad de hacer a esa edad, me encanta. Me encanta ver sus progresos, ¡me voy feliz!

  • 💪 Las clases personalizadas y semipersonalizadas (pequeños grupos) las da en un gimnasio en Bosque Alto, donde comenzó a trabajar después de la pandemia. Hacen ejercicios de fuerza y entrenamiento funcional, entre otras actividades.

—¿Cuál es la clave para llegar a los adolescentes?

—Por suerte, yo siempre tuve buenas experiencias en la escuela. En el grupo del año pasado tuve muchos nenes que hacen deporte extraescolar, entonces es bastante fácil cuando eso pasa porque cualquier juego, cualquier propuesta, cualquier deporte que proponés, se enganchan y lo hacen con gusto.

 

Para Natalia, la pandemia trajo un cambio de conciencia con respecto al deporte: estar tanto tiempo encerrados fue el clic para muchas personas.

Después de la pandemia hubo muchos alumnos nuevos, mucha gente nueva que nunca había hecho actividad física, y desde ahí sigue con nosotros.

Su deseo es que todo el mundo encuentre algo que le guste y entrene. Y para eso, asegura, no hay edad:

—Hace poquito un alumno de 45 años me dijo: “Nati, encontré lo mío: running. Nunca antes me había enganchado con ninguna actividad, no podía sostener nada en el tiempo y desde que estoy haciendo running estoy enganchado, tengo ganas de venir“. A mucha gente le puede pasar con alguna otra actividad. Hoy en día, la actividad física está muy valorada, tenés para elegir lo que quieras, es muy difícil que nada te guste… o tal vez no te gusta tanto, pero lo hacés con algún amigo o compañero y se lleva mejor.

—¿Qué consejo le darías a una persona que nunca hizo actividad física?

—Hay mucha gente que piensa que como nunca corrió, nunca va a poder. O se queda con aquel concepto que tuvo de la escuela y te dice: “Yo no corro ni el colectivo”. Acá nadie te va a obligar a nada, cada uno hace lo que puede en base a su condición física.

 

Y tan importante como el entrenamiento es el descanso y la alimentación:

—Los 3 van de la mano —resalta Natalia, que también cursó una licenciatura en Alto Rendimiento que le permitió conocer más sobre nutrición deportiva.

Se considera una persona bastante responsable y ordenada con la comida. Sigue una dieta variada y siempre trata de incluir proteínas, carbohidratos y vegetales.

 

—¿Tenés algún miedo?

Miedo y vergüenza no tengo. Siempre fui muy cuidadosa, por ejemplo, en el caso de running, de anotarme en carreras y entrenarlas, nunca ir sin entrenar. Hace poquito fuimos con mi grupo a El Cruce, una carrera de 100 kilómetros de 3 días en el sur, que hicimos en el volcán Lanín, y la pasé espectacular. Fue mi primera experiencia de tantos kilómetros, y lo volvería a hacer una y 1.000 veces más.

 

Lo más lindo de su actividad es ser testigo de cada logro.

—Una vez un alumno había corrido una vuelta de 400 metros y había bajado el tiempo y estaba feliz como un nene. Ese alumno tiene 67 años y cuando terminó, me dijo: “Nati, no lo puedo creer”. ¡Y me encanta! Me encanta celebrar cada meta y acompañarlos en el proceso, porque veo todo lo que hacen día a día para llegar.

Por supuesto, suele haber complicaciones… como el factor meteorológico.

—Si te anotás a una carrera, llueva, haga frío o calor, tenés que ir igual… Nunca vas a encontrar el día perfecto, siempre va a haber temas del clima que no podés manejar y lo tenés que hacer igual porque si empezás a poner esas excusas, no lo hacés más.

  • 🌩 Su grupo entrena durante todas las estaciones del año en Córdoba y Urquiza, y las clases sólo se suspenden por lluvia o por alerta meteorológico.

 

—¿Cuál fue tu mayor logro deportivo?

—Cuando era chica y ganamos con mi equipo de hándbol la medalla de plata en Mar del Plata, en los Juegos Bonaerenses. Ese fue el primero, me encantó, fue como que dije: “Todos los años que le dediqué al deporte dieron sus frutos”. Después, a medida que uno va creciendo, va teniendo otros; el primero fue correr un maratón, que son 42 kilómetros y 195 metros. Fue muy exigente el entrenamiento y cuando lo logré, dije: “Soy capaz de hacerlo”. Después corrí otro en el que ya estaba un poco más confiada, y ahora esta carrera de 100 kilómetros con una altimetría de 4.100 metros en el Lanín.

  • 🙌 En esa competencia hubo 4 grupos por la concurrencia y ella participó en el 3: salió 4ª en la categoría de 30 a 34 años femenina y 10ª en la general de mujeres.
  • 🏅 “Para mí es un montón porque yo lo hago de manera amateur”, dice.

 

—¿Qué es el éxito?

—Hacer lo que te gusta, lo que te apasiona, porque seguramente si hacés algo que te gusta, que te encanta, el éxito llega solo.

—¿Y el mayor aprendizaje?

—¡Uy, qué difícil esa pregunta! El deporte te inculca muchos valores: cuidar al otro, respetar al otro, cuidarte vos, ser compañero. Tiene un montón de cosas positivas que en mi caso lo fui trabajando de chiquita en el CEF, después cuando me vine a estudiar acá y ahora trato de compartirlo con mis alumnos.

 

La rutina de Natalia depende bastante de la época del año. Durante el ciclo lectivo, se levanta a la mañana, da 2 o 3 clases seguidas, vuelve a su casa para almorzar, va a la escuela, regresa, va a entrenar, vuelve otra vez para merendar y bañarse, y al rato vuelve a salir para las últimas clases.

Al ser profe tenés muchos baches y horarios cortados. Ya me acostumbré a vivir así. Por ahí si algún día no puedo hacer actividad física, trato aunque sea de ir a la escuela en bici, entonces me quedo con que por lo menos hice algo para mí.

 

Natalia está en pareja hace 3 años y medio con Agustín Díaz, exremero de la selección argentina: se conocieron en unas vacaciones en Mar del Plata y él se vino.

Y, claro: el deporte fue celestino.

—Lo primero que hice fue preguntarle cómo entrenaban, qué hacían, dónde concentraban, cómo fue su paso por la selección y bueno, nada, ¡hicimos match!

—¿Ahora comparten actividad física?

—Sí. Salimos a correr bastante. Me acompaña siempre. Hace poquito me acompañó a El Cruce. Para esa carrera, los fines de semana teníamos que ir a entrenar por el tema de la altimetría a Sierra o a Villa Ventana, y hacíamos todos los entrenamientos de subida, corrida, escalada, trekking…

 

—Mucha gente suele hacer deporte para despejarse de las responsabilidades. En tu caso, ¿qué haces para despejarte?

Me gustan muchas cosas artísticas. Cuando estaba terminando de estudiar, hacía uñas, pintaba… Hice mates pintados a mano en madera durante la pandemia. Eso también me despeja y me relaja. Me gusta escuchar música, los instrumentos… no sé tocar nada, pero me gusta… Toda la parte artística me encanta.

—¿Qué le dirías hoy a esa nena de 6 años que comenzó a jugar al hándbol?

—Que gracias: que pude encontrar el deporte que para mí me salvó. Me salvó de todo. Mis amigos son todos del deporte, mi novio es del deporte, mis compañeros son del deporte, mis colegas son del deporte, entonces es como que gracias a eso soy lo que soy, y todo lo que me dio: las alegrías, los viajes, recorrí y conocí muchas cosas gracias al deporte, viajé por varios lados de Argentina corriendo, compitiendo, entrenando, así que nada, supercontenta de haber tomado ese camino.


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