Producción y texto: Belén Uriarte | Editora de 8000
Fotos, videos y edición audiovisual: Fran Appignanesi y Eugenio V.
—Mi mamá me compraba historietas de Batman, el Pato Donald… Llegaban 2 por 3 y era: “Guau, ¡quiero hacer esto!” —le dice a 8000 el ilustrador y diseñador gráfico Rocco Angelicchio.
Tiene 46 años y dibuja desde que tiene uso de memoria. Sus primeros intentos fueron entre los 4 y los 5, copiando algunas revistas Anteojito y Patoruzito.
🪪 Según el DNI, se llama Roque. Su familia quiso ponerle Rocco por el hermano de su abuelo paterno, pero no le permitieron un nombre extranjero: “Lo más similar en castellano es Roque. Pero todo el mundo me dice Rocco, o quiero que me llamen así. Aparte combina bien: Rocco Angelicchio, es bien tano”.
Su dotes artísticas vienen de casa. Su mamá, Bellis Méndez, se recibió de profesora de Dibujo y su abuela Adela también dibujaba:
—Pero no era que me estaban insistiendo, sino que me gustaba.
👨👩👧👦 La familia núcleo se completa con su papá Carlos Angelicchio, que se jubiló como taxista, y su hermana Silvana, 18 años mayor, que trabaja haciendo reseñas de cine y libros, actualmente en Ecodías.
El dibujo arrancó como un hobby, como un juego. Y aún conserva ese costado lúdico.
—Muchas personas cuando son adolescentes cambian o empiezan a estudiar y lo dejan de lado. Para mí, siempre fue muy natural porque me juntaba con amigos que dibujaban. Es más, uno de mis mejores amigos, Francisco Felkar, es un ilustrador de acá de Bahía y compartimos un montón de tiempo de dibujo. Era natural dibujar todo el día y estar copiando cosas de la televisión.
Aquellos tiempos le traen un recuerdo gracioso: cuando miraba la tele, se preguntaba cómo hacían los dibujantes para no borrar. Así lo imaginaba él: no borraban para poder avanzar rápido.
—Por eso trataba de que me saliera perfecto. Después me enteré de que todo el mundo borra…
La ciencia ficción lo atrapó de chico. Por entonces, la editorial argentina de historietas Columba “vendía una bestialidad: algo de 1 millón por mes”.
—Yo veía eso y era una locura, entonces lo que quería hacer era copiar los personajes.
Y a fines de los 80 reconoce otro hecho trascendental, que marcó sus comienzos artísticos: el estreno de la película de Batman. Rocco tenía 10 años.
—Era de lo único que se hablaba, y si no dibujabas a Batman o no veías Batman, no existías. Fue un furor increíble y empezaron a editar todo lo que es la línea de superhéroes de Estados Unidos acá en Argentina.
💪 Este “justiciero llamativo y oscuro”, adinerado y sin superpoderes, es su superhéroe preferido: “Me pegó cuando era chico y me sigue gustando, pero hoy ya no lo leo tanto”.
📖 En su adolescencia empezó a consumir revistas argentinas como Fierro y Skorpio: “Me explotó la cabeza. Eran temáticas más adultas y siempre se me ocurrían historias; empecé a llevar la idea de mi ilustración hacia eso”.
Entre sus historietas preferidas está El Eternauta, la obra de Héctor Germán Oesterheld ilustrada por Francisco Solano López que hoy tiene impacto mundial gracias a la serie de Netflix. Por supuesto, Rocco ya se la devoró.
—¿Qué te pareció?
—Superó mis expectativas. No tenemos nada que envidiar a producciones de Estados Unidos o Europa. ¡Una maravilla! Gran adaptación a la televisión y a la actualidad, es muy difícil lograr eso y creo que lo cumplió. Estoy esperando la segunda temporada con ansias.
❄️ Como te contamos, las nevadas calles que aparecen en los distintos capítulos tienen la mano del productor audiovisual y director de cine César Turturro. #OrgulloBahiense
Rocco hizo talleres y fortaleció su camino artístico en la Escuela de Artes Visuales de Zapiola 247, donde estudió diseño gráfico durante 5 años:
—Me dio herramientas para potenciarme como ilustrador, porque tenés materias como dibujo, escultura, grabado… Hay un montón de cosas que tocan la temática visual, así que fue un momento muy bonito porque ahí experimentás mucho. Si solamente hacés algo autodidacta, te vas a quedar con lo que esté a mano, con lo que vos elijas. Pero la formación de una carrera te obliga a tener ciertas materias, a realizar pruebas, a aprender básicamente nuevas técnicas que después vos las tomás o no, las ponés en tu laburo final. Te obliga a crecer en un montón de aspectos.
De forma paralela a sus estudios, empezó a trabajar en la editorial bahiense EDIBA, haciendo revistas para educadores, y dibujó desde niños hasta próceres como San Martín.
🧪 Rocco es técnico químico y también hizo 1 año de Bioquímica en la UNS: “Dejé porque me tiraba más esto, me la pasaba dibujando en los recreos o en los tiempos muertos”.
En 2015, tras 15 años de trabajo en la editorial, se lanzó como freelancer e inició una etapa como diseñador gráfico en el Archivo Histórico de Punta Alta, donde sigue trabajando:
—Y mientras, despunto el vicio de la ilustración con algunos clientes que siempre aparecen. Esto va variando mucho, hay que adaptarse. Vivimos en Argentina, así que es muy cambiante todo.
—¿Hoy con qué temáticas trabajás?
—Varían, porque hoy cuento mis historias. Cuando hago ilustración para un cliente, puede ser algo infantil o temáticas más adultas, depende de lo que pida y si me gusta el proyecto. Hoy puedo elegir: la ilustración es más mi hobby.
—¿Cuál es la importancia cultural de que contemos y que leamos nuestras propias historias?
—¡Uf, tremendamente importante! Hemos crecido escuchando historias, ¿no? Nuestra cultura está basada en nuestra historia, crearlas y contarlas es uno de los pilares fundamentales para cualquier cultura. Así que espero que se sigan contando historias, que nos sigamos maravillando con la creación de los artistas.
También se describe como guionista, ilustrador y editor. Sus historias son casi siempre de aventuras o de terror, a través de la historieta.
Carancho es su primer cómic: lo editó y gestionó en 2022. La sinopsis dice:
En una tierra arrasada y abandonada por la humanidad, la escasez y la desesperanza abundan. Pocos son los que resisten y, sin nada que perder, siguen con fe. Pero mientras un mal recrudece, un viejo héroe renace de las cenizas y regresa a la acción. ¿Llegará a tiempo para detener el nuevo ataque? Ya se verá…
✍️ Como guionista aprende leyendo: “Si te gusta contar historias, tenés que hacerlo. Ojalá me siga puliendo a través del trabajo, para lograr mejores guiones. No estamos hablando de literatura sesuda, es un poco un divertimento. El cómic de superhéroes es algo más liviano”.
El héroe es Carancho:
—Toma ese nombre por el ave que habita en Sudamérica y fácilmente podemos verla en la provincia de Buenos Aires. Tiene una capucha y una capa con la cual puede planear y se ve como un carancho. Un héroe en un mundo devastado, por sus propios habitantes y por cambios climáticos, algo que suena actual con tanto desastre.
—¿Cuánto tiempo te lleva hacer algo 100% tuyo?
—Si es trabajo, el menor tiempo posible porque el cliente siempre quiere tenerlo rápido. En el caso de Carancho me llevó más de 1 año, pero tuve un tiempo acotado: en Argentina, como ilustrador tenés que dividirte entre tu trabajo principal, que si tenés suerte coincide con ilustrar o se parece, y después tenés que vivir, tenés que salir a comprar, las cosas para comer… Todo depende del tiempo que uno disponga y cuán perfeccionista es. En algunos casos, soy mi peor enemigo porque vuelvo a rehacer un montón de cosas.
🤩 Ahora está trabajando en la reedición de su Carancho: “Es una versión ampliada que va a ser editada por Gcomics (sello de Buenos Aires), y pronto estará en librerías especializadas del país. Estoy muy entusiasmado, porque va a ser posible que llegue a más gente”.
❌ La edición autogestionada de su cómic ya no está disponible: Rocco hizo unas 250 copias y vendió todo en distintas ferias y convenciones de historietas.
La tecnología viene cambiando su trabajo: todos los días hay algo nuevo.
—Cuando comencé, por supuesto: lápiz, papel, tinta, pintura. Y con el correr del tiempo se fue digitalizando. Por suerte, porque la verdad es que es bastante tediosa y un poco complicada a veces. Fueron surgiendo tabletas gráficas, que permitían dibujar y verlo reflejado en el monitor de una computadora, y hoy ya directamente dibujamos en el monitor. Eso te permite que las cosas vayan más rápido y no tener ningún tema de suciedades, porque uno puede retroceder, adelantar o borrar sin problemas. Inclusive hoy está la inteligencia artificial, que parece magia; como ilustradores también nos tendremos que acostumbrar y ver de qué manera incorporarla. Es algo intimidante, porque dibuja por uno, aunque la mano del hombre siempre va a transformar esas herramientas a su manera. No creo que seamos tan reemplazables todavía. Espero que no.
🎨 Actualmente trabaja con una tableta gráfica XP-Pen Artist, que viene con un lápiz que permite cambiar el tipo de papel y el grosor del trazo, entre otras funciones.
Todo avanza en capas, creando distintos bocetos. Como este que hace rápidamente a través de figuras geométricas y se convierte en un perfil:
—En estas tecnologías, ¿ves todos aspectos positivos?
—Sí. Por supuesto, se pierde alguna cosa lúdica. Desde mi manera de dibujar, que es en blanco y negro, con trazos definidos y demás, lo puedo reemplazar. Pero por ahí para alguien que usa acuarelas es muy distinto, porque no hay una computadora que pueda reemplazar la sensación de trabajar con esos materiales. Se puede hacer algo similar, pero todo depende de cada persona. Yo me divierto mucho con la computadora, lo veo muy natural. He tenido computadora desde que soy chico, entonces no me genera un problema. No extraño la forma de trabajar con tinta y papel, porque esto me parece más limpio, más rápido y más barato. Trabajar con materiales me encanta, inclusive yo también he hecho cosas plásticas, hago cuadros y demás, pero para lo que es trabajo y dibujo, por ejemplo de cómic o ilustraciones, me parece que todo lo que es digital realmente es un avance que está muy bueno.
—¿Y por qué blanco y negro?
—Por una decisión de costos, básicamente, jajaja… Además, es un clásico: en Argentina la mayoría de las historietas se publicaron en blanco y negro, y me gusta jugar con ese contraste. Mi estilo de dibujo tiene mucha tinta, mucha sombra. Me gusta jugar con el claroscuro, componer incluso a veces de manera lúdica desde una mancha, a ver a dónde me lleva. Si tengo tiempo, juego de esa manera. Para mí, si hago esto, que es una historieta, y cuento una historia, me tiene que divertir por todos lados. O sea: si voy a estar 3 horas de mi vida sentado dibujando, me tengo que divertir. Juego de esa manera y la tableta me ha permitido seguir jugando. Soy adulto, pero sigo jugando como un chico cuando dibujo.
Sus días se dividen entre el trabajo de diseño e ilustración cultural que hace en el Archivo Histórico de Punta Alta entre las 7 y las 13, y sus horas de dibujo en casa por la tarde.
💧 Tras la inundación, se mudó a lo de su novia Cecilia Panis, en Grünbein.
👨👩👧 En su departamento céntrico ahora están su hermana y sus padres, cuya casa queda en el barrio Universitario, cerca del canal Maldonado: uno de los sectores más afectados por la tragedia que nos aguó tanto el 7 de marzo.
Rocco se considera bastante autodidacta y explorador. Aprende mucho de leer historietas y de ver a grandes maestros, como Mike Mignola, creador del superhéroe Hellboy, o Quique Alcatena y Horacio Lalia a nivel nacional.
—¿Hay alguna característica que una persona deba tener para dedicarse al dibujo?
—Si tenés facilidad para copiar y eso podés traducirlo y llevarlo a un papel, ayuda. Yo me reconozco que tengo esa facilidad desde pequeño. Pero todo el mundo puede dibujar. Lo que pasa es que a veces está tan asociado al juego que cuando crecemos dejamos esa parte lúdica de lado y decimos: “Esto es para un chico”. Y si te salía mal, te frustrabas y dejabas de dibujar. Si siempre te gustó y lo mantenés en el tiempo, creo que sí o sí vas a ir evolucionando.
—¿Se puede vivir del arte?
—Sí. Es muy trabajoso. Hoy por hoy hay muchos ilustradores de Argentina que trabajan para afuera, para las más grandes editoriales como DC Comic, Marvel, pero hay que moverse mucho, tenés que ser muy bueno. Y si no se puede vivir y te gusta dibujar, lo podés hacer tranquilamente. Hay tantos medios para promocionarse o subir lo que te gusta hacer que la verdad es que está bueno hacer lo que a uno le gusta. Y si eso te da algún rédito económico, bienvenido sea. Y si no, hay que hacerlo igual, porque creo que estamos acá para eso. La plata no te la vas a llevar a ningún lado, y por ahí podés dejar algo bello.
👨💻 Actualmente no está trabajando para afuera, pero si se presenta el cliente está dispuesto a hacerlo. Tiene experiencia: “Con otro amigo, Raúl Robbiani, hemos trabajado para alguna editorial de Inglaterra, para España, haciendo ilustración que después se transformaba, por ejemplo, en un rompecabezas editado allá”.
Lo más lindo de esta actividad, dice, es plasmar una idea propia en el papel y llegar a un producto que satisfaga. Y si después eso es ratificado por otras personas como algo bueno… “¡Espectacular! ¡Qué mejor!”.
—¿Y lo más difícil?
—Enfrentar la página en blanco, y también que reconozcan que la ilustración es compleja. Porque hay mucha gente que dice: “Bueno, pero vos hacés dibujitos”. Y es terrible, porque cuando se transforma en un trabajo, no estás jugando… Se parece tanto al juego, o uno mismo puede proponérselo como un juego… Pero, bueno: es un trabajo. Entonces, por ahí lo difícil es eso: hacer valer tu laburo, desde la parte más comercial, digamos. Y después, lograr algo que te convenza a vos como artista, lograr algo que te guste. Y eso significa horas de estar sentado. Hoy estamos bombardeados con tantas cosas que, creo yo, nos desvían un poco la atención. Lo difícil es estar haciendo algo que te guste durante más de 3 horas, y que no te importe nada.
—¿Y qué hacés frente a una hoja en blanco si no se te cae una idea?
—No dibujo. O sea: en ese momento hago otra cosa. Por ahí me pongo a leer una historieta. Todo el mundo enfrenta la página en blanco. Si sos escritor, es famoso el problema. Pero uno siempre tiene algo que contar. Por lo menos en mi manera de ser siempre estoy creando alguna historia en la cabeza, estoy con alguna locurita dando vuelta. Entonces, casi nunca sufro demasiado el tema de la página en blanco. Sí te puedo asegurar que hay días en los que en 2 segundos hago el mejor dibujo que pude haber hecho, y hay días donde no me sale nada. Pero es pasajero.
👨💻 Esta es su cuenta de Instagram. Y acá podés conocer más sobre su trabajo.
Rocco también formó parte del festival local Bahistorieta y participa de actividades culturales.
Su novia es narradora y juntos hacen un Taller de Monstruos: Cecilia cuenta una historia y después hacen monstruos con cartulinas y otros elementos.
—¿Cómo es el público bahiense?
—Hermoso. La ilustración tiene algo que llama la atención: parece mágico porque vos estás trasladando algo desde la mano hasta un papel. Es algo performático y eso gusta a las personas; te quedás viendo qué es lo que está sucediendo y los chicos la flashean mal y quieren hacerlo, así que te imitan. Siempre es muy divertido. El contacto con las personas es maravilloso. Es muy gratificante cuando alguien se siente atraído por lo que hacés.
—¿Es importante el reconocimiento?
—Yo creo que sí, te hace seguir adelante. No es lo primordial, porque imaginate que si solamente las historias que importan son las que gustan, la mitad de las historias no se harían. Casi siempre, cuando se hacen honestamente, con empeño, cuando nace de las entrañas de cualquier artista, tiene un poder muy particular, y eso ya hace que la obra sea totalmente válida. Después, el gusto de la gente es muy particular también; el éxito no hace que la obra sea bella, ni mala ni fea. Yo creo que como artista hay que producir, esa es la meta. Si no hacemos, no podemos ni recibir cosas buenas ni malas. Y las cosas malas también a veces te ayudan, porque no siempre uno puede esperar gustar. Hay público para todo, pero lo importante es hacer obra.
—¿Cuál crees que ha sido tu mayor logro?
—¡Qué preguntita! Dejame pensar… Nada material, eso te lo puedo asegurar. Creo que llegar a tener una visión sencilla de las cosas. No te digo felicidad, pero sí estar conforme, o sea, no estar renegando de lo que uno es. Es medio abstracto. Sería formarse como una persona de bien, ¿no? Tratar de llegar a eso, de hacer el bien.
No se imagina haciendo otra cosa. Y espera no tener que hacerlo:
—Lamentablemente, a veces somos un poco presos de la situación económica, de las situaciones políticas… Hay un montón de cuestiones en Argentina que son de esa manera, pero llevo varios años de ir sorteando esos escollos que son momentáneos o pasajeros; por suerte, puedo decir que en mi caso trabajo de lo que me gusta, que no siempre es la ilustración, que también es el diseño, pero está todo muy concatenado.
—¿De chico te imaginabas haciendo esto?
—La verdad, no: cuando era chico era como muy alejado todo esto. Hubo un gran cambio en los últimos 20 años, donde se abrió el mercado para poder trabajar para grandes editoriales y ahora la historieta está muy en auge, la consumen tantos adultos como chicos. Y el manga, que son las historietas de Oriente, ha cambiado esto muchísimo. Hay una variedad increíble de opciones al alcance de la mano. Hoy es mucho más sencillo, porque hay mucha más gente que lo consume.
—¿Y qué le dirías hoy al chico de 4 o 5 años que empezó a copiar los primeros dibujos?
—No le diría nada, porque, pobre… que siga disfrutando. Lo único que yo creo es que hay que divertirse. Le diría que no pare. O sea: la idea es seguir dibujando y no perder ese envión. Si te gusta mucho, no lo vas a perder. Si es lo tuyo en la vida, no lo vas a perder. Así que la idea es meterle, meterle y meterle, seguir dibujando y que puedas lograr lo que tenés en mente. Eso es lo más importante.
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💁 Quiénes somos, qué hacemos y por qué.
👀 #SeresBahienses es una propuesta de 8000 para contar a nuestra gente a través de una serie de retratos e historias en formatos especiales.
La estrenamos para nuestro segundo aniversario. Estos son los episodios anteriores:
👷♀ María Rosa Fernández, trabajadora de Defensa Civil: el poder de ayudar
👱♀️ Alicia D’Arretta, auxiliar de educación: la vida por sus chicos
🏉 Stephania Fernández Terenzi, ingeniera y rugbier: actitud ante todo
👨🚒 Vicente Cosimay, bombero voluntario: 24 horas al servicio
💁🏼♂️ Adrián Macre, colectivero y dirigente: manejarse colaborando
👩🌾 Delia Lissarrague, productora rural: aquel amor a la tierra
👩🍳 Margarita Marzocca, cocinera y jubilada: un gran gusto portuario
🧐 Walter Tuckart, tecnólogo y docente de la UNS: aplicar con clase
🚛 Evelyn Sánchez, recolectora y chofer: al volante del reciclado
🏀 Maia Richotti, docente y basquetbolera de ley: una clase de pasión local
🧠 Fernando Luciani, psicólogo, músico y docente: al son de los deseos
⚽ Sebastián Candia, estudiante, cadete y líder barrial: pertenecer al club de la contención
🚢 Andrés Castagnola, práctico de nuestra ría: guía a buen puerto
✊ Paola Quiroga, activista trans: ser quien sos es una lucha
🤗 Maximiliano Mazza, operario, exvendedor, cocinero: la inclusión se trabaja
🥁 Sebastián Lamoth, baterista, sonidista y papá: tocar con todo
🐝 Luciano Morales Pontet, apicultor y cooperativista: el enjambre productivo
👩🏫 Myriam Cony, maestra rural: sembrar futuro para cambiar el mundo
👩👧👦 Paola Vergara, voluntaria de la vida: hacer algo por muchos
🏋️♀️ Marina Danei, entrenadora y deportista fitness: hambre de luchar y superarse
📚 Laura Faineraij, bibliotecaria: un montón de páginas inolvidables
🥊 Johana Giuroukis, emprendedora y boxeadora amateur: va como piña
🏅 Gerardo Mancisidor, veterano de Malvinas: volver a ser visible
🚴♂️ Kevin Jerassi, encargado de la escuela de BMX: ahí va, pedaleándola
🎊 Guillermo “Beto” Carranza, organizador de eventos: hay que animarse
👩🏼🎓 María Emma Santos, economista, investigadora y docente: riqueza académica
🧙🏼♀️ María Teresa Caporicci, alma de Ayuda-Le: el hada de los peladitos
🩰 Manuel Martínez, bailarín clásico: mucha libertad de expresión
🏃♀️ Natalia Fechino, profesora de Educación Física y runner: alegría kilométrica
👨🦯 Sergio Hernández, profesor y músico ciego: lo esencial está ahí
Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec