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🤩🤳 “Frany” Pérez, influencer: una muestra de otro mundo

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Producción y texto: Belén Uriarte | Editora de 8000

Fotos, videos y edición audiovisual: Fran Appignanesi


—Siempre que hago un trabajo pienso en mis seguidores: qué les gusta, cómo compartírselos… —dice la influencer bahiense “Frany” Pérez, que lleva 7 de sus 25 años en el mundo de la moda y las redes sociales: todo arrancó como un hobby, y hoy trabaja con múltiples marcas acá y en Buenos Aires.

  • 🙋‍♀️ En realidad, se llama Francesca. Pero le cuenta a 8000 que casi nadie la conoce así: “Frany” es su nombre artístico desde que empezó.
  • 😎 En Instagram tiene más de 270.000 seguidores y en TikTok anda por el medio millón. A los contenidos de moda se suman otros temas cotidianos como el deporte y la gastronomía: “Es lifestyle”, dice.

Sentada en el amplio y luminoso living-comedor de su casa familiar, en el barrio Patagonia, “Frany” se define como una persona apasionada, que le pone empeño a todo. Y como creadora de contenido e influencer: es decir, alguien capaz de influir en otra persona para comprar un producto o seguir una marca, por ejemplo.

—Lo que más me llena es cuando publico algo y al rato me llega un mensaje: “Che, me hicieron un montón de consultas”… “Vendí”… “Tengo seguidoras nuevas”… “Nos encantó lo que publicaste”. Entiendo que detrás de cada negocio hay una persona y hay dinero que se invierte, y yo trato de darlo todo, porque la idea es que todo funcione. Y principalmente, que lo que esté recomendando me guste a mí: cuando algo me encanta, se vende solo.

  • 💰 Por supuesto, le preguntamos lo que se preguntan casi todos: cuánto se cobra, cuánto se gana. Y responde que es muy difícil calcularlo. Prefiere no dar detalles.
  • 👀 Sí nos tira que una publicidad anda por encima de los $ 100.000 y que la cifra final depende de lo que pida cada marca: “El influencer tiene que pensar en lo que valen las prendas y las ventas que se generan con su acción. Si no, su trabajo no vale nada”.

Siempre le gustó la moda: en 2012, su hermana mayor Martina (“Martu”) empezó a sacarle fotos con el teléfono, para después descargarlas en un ciber y subirlas a Facebook. Y 2 años más tarde, cuando cumplió 15, arrancó en Instagram.

Lo hacía por gusto. Hasta que descubrió que podía ser algo más.

—Los seguidores empezaron a sumarse de a poco. Y cuando me di cuenta, tenía una comunidad que quería ver mi vida y lo que hacía, se vendía. Fue como empezar a poner marcas o emprendimientos a mi vida diaria: de alguna u otra forma, lo que tenés puesto, lo que estás usando, lo que estás comiendo, se está publicitando. Y se fue dando solo: la realidad es que las marcas vieron que yo influía en las personas y dijeron: “Quiero que lo hagas con mi ropa, con mis prendas, con mis productos”.

En sus comienzos, estudió modelaje en Espacio Trendy, en el Bahía Blanca Plaza Shopping. Hizo pasarela, fotografía y logró contactos con agencias de Buenos Aires.

—¿Es complicado ese mundo? 

—Hay mucha competencia. Hay que estar bastante seguro de uno mismo y mirarse a uno mismo, no compararse. Igual, eso en todo: en redes sociales también. Uno tiene que ser como es, y eso es lo que más me gusta de ser influencer. O sea: no necesitás la aprobación como en la vieja escuela del modelaje, que tenías que ser de tal y tal forma. El influencer es como es y se viste como quiere, y está perfecto.

  • 📲 Hoy no se dedica al modelaje, aunque suele hacer desfiles en algunos locales para mostrar colecciones, siempre manteniendo su rol de influencer: el contenido lo promociona en sus redes. 

—¿Alguien te incentivó en este camino? 

—Mi influencer favorita desde siempre fue mi mamá, Silvia Espinosa. Verla a ella, que siempre hizo modelaje, me inspiró. Y bueno, mi hermana “Martu”: ella siempre me motiva a mejorar y a soltarme, porque yo en realidad antes era un poco más tímida y con el tema de las redes logré soltarme, porque básicamente es saber expresarse. Mi hermana es un poco más intrépida, entre las 2 hacemos el combo perfecto.

(“Martu”, “Frany” y Silvia. Foto: gentileza FP)

Hablar en público era uno de sus miedos. Pero los miedos se trabajan, dice.

—¿Tomaste algún tipo de clase? 

—No. Con el tiempo fui tomando confianza con la cámara, en redes sociales y hablando en público con las personas. Con las circunstancias y trabajos, vas tomando confianza al momento de hablar. Relacionarme con la gente es algo que me gusta y aplico en las redes.

Ser influencer, sin embargo, no es su única ocupación. “Frany” también hizo la carrera de martillero y corredor público, y ejerce en Buenos Aires.

Mi pasión fue y va a ser siempre lo de las redes sociales, pero me quiero abrir en el sentido de ser una influencer martillera, que siento que no hay. Quiero inaugurar ese lado mío. Siempre está bueno avanzar, crecer y aprender cosas nuevas.

El mate marca el inicio de cada día: es su momento favorito. Después, entrena un rato y ya se pone a trabajar: la conexión con el teléfono es casi permanente. Sus tareas se distribuyen entre la creación de contenidos, las visitas a locales y las reuniones.

Me gusta tanto que no sé si lo siento como un trabajo. Es imposible tener un día ya organizado: todos son distintos.

No sabe cuántas horas le dedica, pero a veces son las 11 de la noche y todavía está contestando mensajes o editando algún video.

—No me pongo un horario: si hay que tomarse pausas, se toman. Y si hay que seguir, se sigue. Si tenés que hacer un contenido de bikinis y justo el domingo está lindo, hay sol, se hace el domingo. O sea: no existe un lunes y un viernes, son todos los días.

—¿Te ha pasado de obsesionarte con el trabajo, de “quemarte”? 

—Sí, justo hace unas semanas dije: “Paremos acá, porque es un montón”. A veces es difícil diferenciar un horario de otro, por ahí las personas dicen: “Si estás todo el día con el teléfono, contestame”. Y no, es saber cuándo decir sí y cuándo no. Yo estoy detrás de los mensajes, de los mails, hago las fotos, a veces es un montón y decís: “Basta”. Pero nada que un descanso no saque. Hay que saber descansar y no renunciar.

—Además del ejercicio, ¿qué otras cosas te ayudan a desconectar? 

—Mis perras “Olivia”, “Coni”, “Tita” y “Filipa”. Son todo para mí: me acuesto con ellas, son mi cable a tierra.

(Con “Olivia”. Foto: @franyperez)

Su trabajo ha crecido tanto que hoy puede elegir qué hacer y qué no. Y opta por aquello con lo que se identifican sus seguidores, aunque también trata de imponer cosas nuevas. 

—¿Cómo es tu público?

—Últimamente hice muchas ferias de ropa y tuve la posibilidad de conocer a mis seguidoras, que me vienen a visitar a casa y está buenísimo, porque ahí te das cuenta en persona cómo son. Tengo desde las mamás, que son lo más piola que hay, hasta las hijas de 10, 12 o 15 años que por ahí vienen a buscar un outfit para un 15 o para salir. Muchas adolescentes, por eso me cuido con lo que comparto en mis redes. Y público varón, también. Si vamos a un rango de edad, hasta los 50, ponele: bastante amplio.

—¿Hay alguna devolución que te haya impactado? 

—El otro día en Instagram una señora nos puso en las historias a mí y a “Martu” que nos admiraba, que ojalá algún día pueda salir con nosotras, compartir un café. Está bueno que la persona que te ve quiera conocerte, compartir un momento. O cuando dicen: “Te sigo hace 7 años y la verdad es que estoy feliz por todo lo que avanzaste, por todo lo que hiciste, por los trabajos nuevos que tenés”. Eso lo revaloro, porque hace 7 años que esa persona está viendo lo que yo subo cada día…

(“Martu”y “Frany”)

—En las redes estás expuesta a todo, ¿cómo manejás las críticas?

—La verdad, bien. Creo que el hate (agresiones, ataques, acoso) pasa por Twitter y rara vez me escriben por privado para tirarme un comentario negativo. En las redes se maneja una forma que hace que no reciba tanto comentario negativo, o sea, me mantengo bastante neutral. Si querés hacer lío, se puede, pero no es mi palo.

—¿Recordás algún papelón o anécdota?

—Soy bastante seria en el trabajo… de joda es otra cosa, ja, ja, ja. 

(Foto: @franyperez)

“Frany” vivió casi siempre en el centro bahiense. En 2021 empezó a viajar a Buenos Aires y con el tiempo decidió tener su lugar allá. Pero nunca resignó la vuelta: nos visita seguido.

—Siempre vengo, por mi familia. Es imposible despegarme, soy muy familiera.

Cuenta que organiza sus actividades por semana. Y no sabe con exactitud la cantidad de marcas con las que trabaja: varía según la época. El mes pasado, por ejemplo, estuvo haciendo alrededor de 3 por día, con el impulso del Día de la Madre.

—Entre que estoy en Bahía y Buenos Aires, el negocio es amplio. Por suerte.

—¿Qué es lo más lindo de todo esto?

—Me gusta que la gente venga a saludar, que se ponga contenta cuando me ve… También que me vean como una influencer para mí es un orgullo, porque básicamente es una persona que te influye, como puede ser un amigo, un papá, tu familia… Que digan, por ejemplo: “Me encanta lo que sube”, o “quiero hacer lo que hizo”, me encanta.

—¿Y lo más difícil?

—Primero y principal, que el contenido guste, que sea influyente o que se comparta. Y que nunca se nos acaben las ideas, porque para cada marca hay una idea distinta. Y hay mucho trabajo, no es tan simple; por ahí una persona ve la foto o el video, pero detrás hay ideas, edición… todo lleva tiempo.

(Foto: @franyperez)

Trabaja codo a codo con “Martu”, su hermana mayor que tiene 28 años y la conoce, sabe sus ángulos, lo que más le gusta…

Y el resto de la familia también la banca: a su hermana y su mamá, se suman su papá Germán y sus hermanos menores Tomás (22) y Antonio (19). Cuando hay que hacer una publicidad, por ejemplo, todos se copan: hasta sus perras.

—Somos refamilieros —insiste “Frany”—. Cuando vengo a Bahía, estoy acá. O sea: en Buenos Aires tuve que buscar un departamento, mudarme sola, como una persona seria, pero acá vimos todos juntos y me parece el plan más divertido del mundo, realmente.

(Publicidad con su hermano Antonio. Foto: @franyperez)

—¿Cómo impacta tu fama en tus vínculos previos, como las amistades? 

—Por ahí cuando me junto con mis amigos no posteo mucho en redes. El tema de relaciones o amistades las tenés más en privado. Diferencio lo que es la vida personal con las redes, porque por ahí la persona con la que vos estás o tus amigos no quieren aparecer, y está perfecto.

—¿Tu entorno te suele criticar o no se mete con tu trabajo? 

—Criticar para bien. Creo que esto también les divierte. Recibo pocos comentarios negativos y si me dan un comentario, yo lo tomo como constructivo.

(Foto: @franyperez)

Bahía es un buen lugar para ser influencer, asegura: hay muchos negocios que recién están arrancando y necesitan de alguien que muestre su trabajo.

—¿Acá salís a la calle y la gente te reconoce?

—Sí. Y me encanta. Me encanta que me saluden, que me pidan fotos, yo no tengo ningún problema. Me divierte, te juro. ¡Es lo más!

Nos dice que gracias a Bahía es todo lo que es: acá se inició, aprendió, creció. Y tanto su gente como sus “seguidores más fuertes” están acá.

—Además de tu familia, ¿qué es lo que más extrañás cuando te vas? 

—Creo que lo más lindo de Bahía, que todo el mundo puede llegar a decir, es la tranquilidad que tiene esta ciudad. Además, estás a 1 hora del mar, ¡me encanta! Pero bueno: mi familia es como mi todo.

En Buenos Aires, le ha tocado trabajar con influencers muy conocidos y ha compartido juntadas con gente muy famosa. Pero prefiere no dar nombres. 

—Vos los ves en las redes y decís: “Guau”. Pero cuando los ves en persona, son iguales a vos. Eso está bueno, porque por ahí uno dice: “No me van a hablar”, y los conocés en persona y son recontrapiolas. No te diste cuenta y estás tomando unos mates…

—Para vos, ¿qué es el éxito?

—Para que yo esté bien necesito tener apoyo de mi familia, trabajo y que a la gente le guste lo que hago. En realidad, no sé si existirá el éxito, porque es muy difícil de definir. Además, uno siempre quiere más.

“Frany” se declara soltera pero “abierta al amor”, y dice que a veces no tiene ganas de aparecer en las redes, pero hay que hacerlo igual.

—Ahí entra en escena si a vos te apasiona. Entonces, si tenés un mal día, decís: “A cambiar el chip y para adelante”. Uno siempre ve en las redes que la persona está feliz, en el mejor lugar, y no siempre es así. Por eso, últimamente quiero mostrar todo más natural, con mi familia, con mis perros, como soy yo.

—¿Pasó mucho tiempo hasta que lograste vivir de esto?

—El auge fue en 2020, en pandemia. Hacía meses que me había recibido y no estaba tan enfocada en las redes. Y después empezó a remontar un montón y ahí me di cuenta de que lo podía monetizar en serio. En 2021 me fui a Buenos Aires, porque las marcas que traen a Bahía, que son las franquicias, vieron que mostraba ropa y les gustó. Entonces empecé a viajar y a agarrar laburo allá.

Jamás olvidará su desembarco en tierra porteña:

—Con mi hermana terminamos el día de fotos, haciendo contenido y reorgullosas, en el sentido de decir: “¡Llegamos hasta acá!”. Era uno de nuestros sueños, por lo que es vivir allá, por las experiencias, por las personas que conocés… Está bueno, porque te nutrís de un montón de aspectos. Siempre agradezco poder trabajar allá y venir acá, porque me gusta trabajar en los 2 lados: no puedo elegir un lugar solo ni en pedo.

—¿Qué no le puede faltar a alguien que quiere ser influencer? 

—Básicamente, personalidad. Porque vos podés imitar a alguien o que te inspire alguien, pero si querés ser influencer tenés que ser vos mismo.

—¿Te imaginás trabajando afuera?

—Ya me lo propusieron, pero no. Me iría 15 días, 20… como de vacaciones, y me llevo contenido para hacer. Pero irme sola a trabajar allá, no. Soy muy familiera, extrañaría mucho Argentina, ¡imposible!

No es fácil reinventarse todo el tiempo, pero a “Frany” la motivan sus sueños por cumplir: por ejemplo, algún día ver una gigantografía suya en una avenida o autopista importante.

—¿Cuál fue tu mayor aprendizaje hasta acá?

Que todo lleva su tiempo, que no es de un día para el otro. Y que se puede. Con las redes sociales llegás a lugares que no te imaginás; hay marcas a las que nunca pensé que llegaría… Muchas chicas me dicen: “Dame un consejo”. Y yo siempre les digo que se puede, y más teniendo las redes, porque por ahí subís un video o una foto, te hacés viral, te ve una marca que quería tu perfil y ¡la pegaste!

—¿Qué le dirías hoy a la “Frany” que empezó subiendo fotos a Facebook?

Que siga, que no baje los brazos y que los sueños se cumplen. Siento que estaría muy orgullosa.


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