Sin categoría
#SeresBahienses | 🥊 Johana Giuroukis, emprendedora y boxeadora amateur: va como piña
—El boxeo es disciplina, es un estilo de vida, es todo. Mi nene tiene 3 años y me sigue; no se lo inculco, pero él me ve y sabe que entrenar es mejor para la salud, y comer bien, también…
Johana Giuroukis tiene 28 años, es mamá de Dante, maneja su emprendimiento de ropa para bebés y practica boxeo amateur en el club Villa Mitre, con una meta clara: entrar en el profesionalismo.
Empezó haciendo kickboxing a los 17 años, tras los pasos de su padre Norberto (51). Pero antes tuvo que superar ciertos temores de la infancia:
—Mi papá hacía algunas exhibiciones y yo no la pasaba muy bien viéndolo… Él ganaba, pero no me gustaba que le pegaran. Sufría un montón. Después entendí qué es el deporte de contacto y me encantó; por suerte, nunca lo dejé.
Johana le cuenta a 8000 que arrancó por salud, para hacer alguna actividad, y enseguida le gustó el ambiente. Practicó kickboxing hasta septiembre de 2023, cuando surgió la posibilidad de representar a Villa Mitre como boxeadora:
—Me vine a probar unas clases, les gustó y ahora estoy acá.
Y no es de ahí: nació y vive en Villa Rosas.
Está en pareja con Nahuel Duo, que tiene 26 y también hace kickboxing, pero de forma recreativa.
—Mi nene tenía 3 meses y lo dejaba con él, con la mamadera, y me iba a entrenar aunque sea un ratito —nos dice Johana—. Entrenar es mi cable a tierra.
Su familia núcleo se completa con su mamá Gladys Ojeda (49) y sus hermanos Nicole (16) y Lautaro (9). Todos la bancan:
—Mi mamá sufre, pero está. Me dice: “Te pegan, te tenés que cuidar”. Y yo: “Bueno, mamá, voy a pelear igual”. Sabe que es algo que me gusta. Ellos siempre me apoyaron.
Johana explica que, a diferencia del boxeo, el kickboxing permite el uso de las piernas con distintos golpes, como rodillas al cuerpo o rodillas con saltos, y patadas como high kick (a la cabeza), middle kick (al torso) y low kick (entre la rodilla y la cadera).
—¿Te costó no usar las piernas cuando arrancaste boxeo?
—Un montón. Sobre todo estar parada, moverme en el ring… En kick son más que nada las piernas, el uso de la distancia, estar mucho más quieto. El boxeo es más dinámico.
🥊 Sus primeros profesores fueron Ariel Delgado y Nahuel Villamayor. Actualmente, entrena con Luis Furlong.
🤝 También cuenta con el apoyo del promotor de boxeo Fabián Zaidenberg y el dirigente Gonzalo Flores, coordinador general de la disciplina en Villa Mitre.
Para combatir, Johana prepara la parte técnica 2 días a la semana con Luis, otros 2 días entrena con su preparador físico Darío Maillet y la jornada hábil restante la utiliza para hacer guanteos y así volcar lo trabajado en los días previos.
—¿Hacés alguna dieta?
—No es muy estricta, porque estoy peleando amateur. El pesaje es el mismo día de la pelea y la idea es llegar bien fuerte. Hacemos una dieta que incluye proteínas, carbohidratos y todo lo que necesito para entrenar bien en el día.
Desde que arrancó a boxear, cosecha 4 victorias (1 por nocaut) y 1 derrota: fue en marzo, en Buenos Aires, en la Federación Argentina.
—Me dio la posibilidad de mostrarme. Mi objetivo es pelear a nivel profesional algún día. Y, la verdad, siento que cada vez estoy más cerquita.
Johana compitió por la fecha 4 del Promocional en la categoría hasta 60 kilos. Cayó ante Milagros Ramírez, pero dejó una buena imagen: los jueces pararon el combate 10 segundos antes del final porque le sangraba la nariz.
🙋♀️ El 20 de abril peleará acá, en el evento “Sueños Dorados”, que se llevará a cabo en el Polideportivo Norte de Vieytes al 2.700.
Para boxear, usa guantes y protectores mamarios, inguinal y bucal. Aún así, suele salir con la cara marcada, sobre todo en los entrenamientos. La parte más afectada es la nariz.
Todos sus compañeros son hombres y practica con ellos. Piensa que es una gran ventaja: cuando le toca saltar al ring, la pasa mejor.
—¿Alguna vez te sentiste discriminada?
—No, al contrario: siempre contenida y muy respetada. Me brindan todas las comodidades para entrenar.
—¿Cómo definirías el éxito?
—Es el resultado del trabajo. Sin trabajo diario, no habría éxito.
Si bien disfruta, tuvo sus momentos complicados. E incluso pensó en abandonar:
—Es difícil cuando uno ya tiene familia. Cuando empecé, era adolescente y vivía con mis viejos; no trabajaba, tenía todo el tiempo del mundo para entrenar. Pero a medida que uno va creciendo tiene su familia, sus hijos, sus responsabilidades y menos tiempo, entonces por ahí lo fácil es decir: “Dejo el entrenamiento, el deporte y voy a las responsabilidades”.
Pero ella escogió otro camino.
—Creo que con constancia y disciplina se puede llegar; recién estoy empezando en boxeo, pero por suerte las primeras 4 peleas las puede ganar y pude mejorar en cada una. De hecho, sigo tratando de mejorar cada golpe, cada técnica, para llegar más lejos.
—¿Cómo hacés para lidiar con tus tareas?
—Me tengo que organizar. Por suerte tengo a mi pareja, que se banca todo. Tengo mi emprendimiento, mi local de ropa de bebés, y a la mañana me organizo con el jardín de mi hijo, las cosas de la casa, y a la tarde ya me ocupo exclusivamente de entrenar.
👶 Su emprendimiento está en Nicolás Levalle 1.749. Ella confecciona baberos, cuellitos, toallitas, y también compra ropa de bebé en Buenos Aires.
🧵 Siempre le gustó coser y decidió arrancar en pandemia: estaba embarazada y su pareja se había quedado sin trabajo.
Con el boxeo, se motiva viendo cómo avanza cada día.
—Uno no ve el progreso enseguida, pero desde que empecé hasta ahora siento un gran cambio: en lo físico, arriba del ring, entrenando, todo.
—¿Y qué es lo más difícil?
—A veces uno se tienta con la comida. Por ahí decís: “Bueno, vamos a salir, comemos pizza”, pero tenés un compromiso y “no, vamos a comer un pollito, algo más tranquilo”. Es un poquito difícil más que nada en mi casa, donde tengo que cocinar una comida para mi nene y mi pareja y otra para mí, pero es también algo rutinario que sé que es por un objetivo, así que tampoco es que lo sufro tanto.
—¿Qué pensás del prejuicio de que quienes practican este deporte son violentos?
—Yo pensaba lo mismo cuando veía a mi papá. Y no. Una vez que conocés lo que es el deporte de contacto, para mí es eso: disciplina, respeto y constancia para seguir mejorando. No ser mejor que otros, sino ser mejor uno mismo para llegar al objetivo. Mi objetivo es pelear profesionalmente; en algún momento ser campeona, todo lo máximo que pueda llegar. Para mí, es eso.
—¿Te podés subir enojada al ring? ¿Te sirve?
—No. Nunca me subí enojada. Por ahí he subido un poco nerviosa, porque no he estado en mi ciudad. Pero enojada no sirve, porque no podés pensar y es como la nada misma. Si vos no podés pensar arriba del ring, no te sale absolutamente nada de lo que trabajás todos los días conscientemente.
—¿Y cómo hacés para controlar las emociones, para no llevar al ring lo que pasa afuera?
—Entreno entre 1 hora y media y 2 horas los días hábiles, por lo general el sábado descanso y el domingo salgo a correr libre y me muevo en casa, que tengo una bolsa, para practicar técnicas o movimientos. Dejo a mi nene, dejo todo de lado para entrenar un ratito para el día de mañana subirme cómodamente al ring… Entonces, pienso eso: todo el esfuerzo que hago diariamente para subir al ring, que es un rato, son 4 rounds de 2 minutos y después la vida sigue, la rutina sigue, mis cosas me siguen esperando en mi casa… Así que siempre trato de aprovechar al máximo cada segundo de cada round.
Johana también destaca que puede viajar para boxear y conocer otras partes: ya anduvo por Viedma, Tres Arroyos, Buenos Aires…
—Mi idea es ser noqueadora en algún momento… Estamos afilando un poco lo que es la derecha, al hígado, pero bueno, todavía no sé cuál es mi fuerte en sí; en el kick eran las patadas a la cabeza y al torso.
—¿Te da miedo recibir o provocar un golpe importante?
—No pienso en el daño, sino en la técnica. Me concentro mucho en que salga el golpe con la técnica y la fuerza correcta como para hacer un golpe certero. Nunca tuve miedo de que me peguen, porque entreno para eso y me tengo confianza.
👊 Cree que Bahía es un buen lugar para desarrollar la actividad: si bien no hay tantos eventos, sí tenemos muchas escuelas de boxeo “buenísimas”.
—¿Te imaginabas de chiquita haciendo esto?
—No me imaginaba ni haciendo algo parecido, por lo de mi papá… Pero sí me lo imaginé después de tener a mi nene. Ese fue como un antes y un después: cuando estaba embarazada, extrañaba un montón entrenar y dije: “Cuando empiece, no lo suelto más”, y fue así.
Competir tiene sus gastos: el entrenamiento de boxeo, la preparación física en el gimnasio, los suplementos, la comida, los protectores, los guantes…
—Nunca saqué la cuenta, pero es una inversión. Por suerte, el club me respalda. Estoy eternamente agradecida, me bancan todo. Yo sólo vengo y doy mi tiempo para entrenar y dar lo mejor para representar al club.
Su papá no suele darle consejos: simplemente está a su lado en cada pelea, y le dice que le meta para adelante. También la bancan sus amigos, que son sus principales fans: siempre la siguen, le sacan fotos, las suben a redes, la etiquetan…
—¿Qué le dirías a la Johana de 17 años que arrancó a pelear?
—Agradecerle por no haber dejado nunca, porque ya son 11 años… Toda una vida de cambios: iba al secundario todavía, y siempre seguí. Lo que más quiero es dedicarme a esto al 100% y el día de mañana ser campeona profesional.
Producción y texto: Belén Uriarte
Producción, videos y edición audiovisual: Tato Vallejos
Fotos: Fran Appignanesi
Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec
🤗 En 8000 ofrecemos un periodismo bahiense, independiente y relevante.
Y vos sos clave para que podamos brindar este servicio gratuito a todos.
Con algún cafecito de $ 600 nos ayudás un montón. También podés hacer un aporte mensual, vía PayPal o por Mercado Pago:
¡Gracias por bancarnos!
👉 Si querés saber más, acá te contamos quiénes somos, qué hacemos y por qué.
👀 #SeresBahienses es una propuesta de 8000 para contar a nuestra gente a través de una serie de retratos e historias en formatos especiales.
La estrenamos para nuestro segundo aniversario. Estos son los episodios anteriores:
👷♀ María Rosa Fernández, trabajadora de Defensa Civil: el poder de ayudar
👱♀️ Alicia D’Arretta, auxiliar de educación: la vida por sus chicos
🏉 Stephania Fernández Terenzi, ingeniera y rugbier: actitud ante todo
👨🚒 Vicente Cosimay, bombero voluntario: 24 horas al servicio
💁🏼♂️ Adrián Macre, colectivero y dirigente: manejarse colaborando
👩🌾 Delia Lissarrague, productora rural: aquel amor a la tierra
👩🍳 Margarita Marzocca, cocinera y jubilada: un gran gusto portuario
🧐 Walter Tuckart, tecnólogo y docente de la UNS: aplicar con clase
🚛 Evelyn Sánchez, recolectora y chofer: al volante del reciclado
🏀 Maia Richotti, docente y basquetbolera de ley: una clase de pasión local
🧠 Fernando Luciani, psicólogo, músico y docente: al son de los deseos
⚽ Sebastián Candia, estudiante, cadete y líder barrial: pertenecer al club de la contención
🚢 Andrés Castagnola, práctico de nuestra ría: guía a buen puerto
✊ Paola Quiroga, activista trans: ser quien sos es una lucha
🤗 Maximiliano Mazza, operario, exvendedor, cocinero: la inclusión se trabaja
🥁 Sebastián Lamoth, baterista, sonidista y papá: tocar con todo
🐝 Luciano Morales Pontet, apicultor y cooperativista: el enjambre productivo
👩🏫 Myriam Cony, maestra rural: sembrar futuro para cambiar el mundo
👩👧👦 Paola Vergara, voluntaria de la vida: hacer algo por muchos
🏋️♀️ Marina Danei, entrenadora y deportista fitness: hambre de luchar y superarse
📚 Laura Faineraij, bibliotecaria: un montón de páginas inolvidables
- Newsletter2 años atrás
😰 Un horror en el colegio | “¿Animales por encima de las personas?” | Araceli intervino la plaza y más
- #SeresBahienses1 año atrás
🙋♂️⚽ Sebastián Candia, estudiante, cadete y líder barrial: pertenecer al club de la contención
- #SeresBahienses2 años atrás
⛪🧔 Javier Di Benedetto, sacerdote: el divino amor crítico
- #SeresBahienses2 años atrás
👩🍳 Margarita Marzocca, cocinera y jubilada: un gran gusto portuario