Producción y texto: Belén Uriarte | Editora de 8000
Fotos, videos y edición audiovisual: Fran Appignanesi y Eugenio V.
María Cintia Piccolo marca que el planeta está 1,2 grados más caliente en comparación con el promedio, tomando el período 1991-2020:
—¿Qué significa eso? Que tenemos mucha energía en la atmósfera. Entonces, los procesos naturales, como una tormenta o el efecto de los vientos, se vuelven más intensos y frecuentes —le dice a 8000, sobre esta variabilidad climática.
Cintia es licenciada en Ciencias Meteorológicas, doctora en Oceanografía, profesora emérita de la Universidad Nacional del Sur e investigadora superior del Conicet.
—Trabajo en lo que me gusta.
Dio sus primeros pasos profesionales en Buenos Aires, donde hizo la licenciatura mientras trabajaba como maestra de escuela primaria para solventar los gastos.
—Me tomaba el colectivo e iba a la UBA. Llegaba más tarde, pero bueno… Uno se puede recibir, si le pone empeño, en los 5 años que dura la carrera.
—¿Por qué te decidiste por este camino?
—Me gustaba estudiar. Cuando terminé el colegio secundario, no sabía qué me gustaba, pero mis padres en alguna medida querían que yo siguiera estudiando. Me acuerdo de que tomé el catálogo de la Universidad de Buenos Aires y empecé a ver todas las carreras: Abogacía no, Medicina no… y así fui dando vueltas hasta que al final vi Meteorología. “¡Uy, qué bárbaro! El estudio de la atmósfera. Voy a estudiar eso”.
La elección de la UBA fue fácil: era la única gratuita, y Cintia ya vivía en la capital.
—Soy defensora de la universidad pública. Gracias a la universidad pública, llegué a lo que soy. Cuando entré en Meteorología me di cuenta de que me encantaba.
Tras recibirse, debió torcer un poco su rumbo: ganó una beca del Conicet para formarse en los Estados Unidos y quería hacer el doctorado en Meteorología, pero el establecimiento designado, Old Dominion University (Norfolk, Virginia), sólo tenía un máster. Y ella quería ser doctora.
—Dije: “OK, puedo estudiar Oceanografía” —recuerda—. Me gustan los cambios y cambiar no me va a destruir o afectar todo. Si es lo mejor que puedo hacer, lo hago y sigo mi camino. Creo que eso me define: las buenas oportunidades las sigo, y cambio. No soy muy estructurada: hago lo que me gusta hacer.
- 🌊 Su tema de especialización fue la interacción mar-atmósfera, que “se complementaba perfectamente” con sus estudios meteorológicos.
- ⌛ Se doctoró en tiempo récord: “Habitualmente se hace en 4 o 5 años, pero yo les dije a las autoridades de la universidad: ‘Tengo 3 años; si no, no voy a tener plata para terminarlo’”. Y lo consiguió, durmiendo unas 4 horas por día.
—Fuiste la primera mujer en lograrlo en esa universidad.
—Sí, fue una sorpresa para mí. Cuando rindo mi tesis doctoral, veo que aparecen cámaras por toda la sala… no tenía la más mínima idea de qué pasaba. Pregunté y me dijeron… En general, las mujeres hacían otro tipo de estudios en ese momento: estoy hablando de 1981. Fue todo un logro haber sido la primera mujer, y haber sido una mujer latinoamericana.

En su familia no hubo influencias meteorológicas. Su mamá María siempre fue ama de casa y su papá Walter era militar de la Armada. Sí encontró cierta inspiración para enseñar en su abuelo paterno: Domingo Piccolo.
—Fue un emigrante italiano que vivió en El Trébol, una pequeña localidad de la provincia de Santa Fe. La biblioteca del pueblo lleva su nombre, porque mi abuelo fue docente, director de escuela, se dedicó a la educación. Él creía que para desarrollarse eran necesarias 2 cosas: el estudio y el ejercicio físico.
—¿Qué lugar ocupa hoy la enseñanza en tu vida?
—Es lo más importante que tengo. Y en segunda instancia, la investigación. Creo que lo más gratificante es ver que tus discípulos (tuve 35 doctorandos recibidos entre tantos) llegan a ser exitosos. Me pone muy triste saber que lamentablemente a veces llegan a tener un título de doctor y por diferentes circunstancias no lo saben aprovechar o la vida no les da la oportunidad.
—¿Y qué es lo más complejo de enseñar?
—Aunque te parezca mentira, no es tanto el contenido académico sino tratar de enseñar a mi gente a ser sabios. Si uno es sabio en tomar las decisiones, el éxito en la vida y el pasarla bien están asegurados. Cuando uno no toma las decisiones correctas, es cuando la vida empieza a originarte problemas. Y eso lo enseño en mis clases. Porque mis clases (cuando daba, porque ahora estoy jubilada) no eran solamente enseñar el contenido de un determinado tema, sino también enseñarles a los estudiantes a vivir, a saber cómo tomar su vida, y eso es lo que más me gusta hacer.

Una vez doctorada, tuvo ofrecimientos para trabajar en el exterior, incluso en la NASA (la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos). Pero su intención siempre fue volver y así lo hizo, en 1982.
—No me arrepiento, me encanta —dice Cintia hoy—. En ese momento, en la Universidad Nacional del Sur estaba la carrera de Oceanografía y no había muchos oceanógrafos en el país. Así que, bueno, vine acá.
- 👫 Y volvió junto a su marido Gerardo Perillo, también oceanógrafo: se casaron en 1977, cuando ella tenía 25 años, y juntos se perfeccionaron en EE.UU.
- 👪 Decidieron no tener hijos enseguida para priorizar la carrera. Después de más de 7 años, llegaron Mauricio, que hoy tiene 40, es físico y doctor en Geología en Estados Unidos, y Vanesa, que tiene 37, es profesora de la UNS, doctora en Bioquímica e investigadora del Conicet local.
—Ellos viajaron por todo el mundo con nosotros porque hemos tenido oportunidad por nuestro trabajo de ir a Australia, a Europa, ¡hasta Hawái! En general la gente es muy abierta, entonces podíamos ir con los chicos. Nunca los dejamos, o sea, nunca vieron que nuestra actividad profesional los dejaba a ellos de lado.

(Perillo y Piccolo, oceanógrafos)
—¿Qué tan difícil fue combinar tu labor profesional con tu tarea como mamá?
—Tuve la suerte de que mi mamá pudiera mudarse a Bahía Blanca. Vivió con nosotros y me cuidaba los chicos cuando yo tenía que ir a la universidad o al IADO (Instituto Argentino de Oceanografía), así que eso fue una gran ayuda. Y cuando tuvimos que vivir en el exterior, también me llevé a mi mamá porque los chicos iban a la escuela en Canadá pero nosotros 2 teníamos que trabajar, así que necesitaba ayuda.
- 👱♀️ La mamá, María, se vino de Buenos Aires tras el fallecimiento de su marido y siempre dio una mano para cuidar a los nietos.
Cintia nació en Puerto Belgrano, pero se siente bastante bahiense: lleva más de 4 décadas viviendo acá.
Ni bien llegó a nuestra ciudad empezó a dar clases en la UNS, mientras trabajaba en el IADO, donde se dedicó al estudio de las mareas y del estuario local, sin desatender la cuestión climática.
—Si mirás todas las publicaciones que tengo, vas a decir: “¿Y esta señora qué hizo?”. ¡Todo! Clima urbano, o sea, interacción mar-atmósfera en los estuarios, zonas costeras. Me interesa todo lo que sea proceso de interacción, ya sea entre el mar y la atmósfera, entre el suelo y la atmósfera o una ciudad y la atmósfera. Y tengo muchos discípulos en variabilidad climática.

—Venimos de trágicos episodios, como el temporal de 2023, luego la granizada y ahora la inundación en este 2025, ¿por qué se dan estos sucesos tan seguidos?
—Hay una gran variabilidad climática. ¿Por qué? Porque el sol nos está brindando mayor radiación, que es absorbida por la atmósfera, y tenemos los gases del efecto invernadero, que los tuvimos siempre y gracias al efecto invernadero podemos vivir en el planeta, pero las actividades humanas están haciendo que liberemos más gases. Eso está ayudando a un proceso que es natural, o sea, nuestro planeta siempre ha sufrido cambios climáticos.
Cintia advierte que es muy necesario “educar a la comunidad”:
—Que se sepa que hay un cambio en el clima de todo nuestro planeta, que estos eventos van a seguir pasando y que hay que tratar de tomar las medidas para no sufrir tanto el efecto de inundaciones o de los vientos o de las granizadas, como hemos pasado en el último año y medio. Tomar las armas tanto para proteger nuestra casa como la comunidad en general, mitigar de alguna manera los impactos que estos eventos van a tener sobre nosotros.

(Lo que nos pasó por encima es para llorar. Foto: La Nueva.)
—¿Hay algo en particular que haga que Bahía sea más propensa?
—No, todas las comunidades están propensas. ¿Se dio en este momento en Bahía Blanca? Sí. Estamos teniendo temperaturas mucho más altas que en otras épocas. Pero, si comparamos largas series de tiempo, Bahía Blanca tuvo períodos de mucha precipitación. Tan abundantes como ahora, no. Pero bueno, repito: se debe a la variabilidad climática que estamos pasando.

(Una imagen icónica del 7 de marzo. Foto: Felipe Ferrández)
—¿Te sorprendió la inundación?
—No. Sabía que iba a pasar: ya lo habíamos dicho, hace más de 15 años. Trabajamos con profesionales de la Universidad Tecnológica, de la UNS, del Conicet; nos reunimos y estudiamos la problemática del agua tanto desde el punto de vista de la sequía como desde el punto de vista de las inundaciones. Lo elevamos a las autoridades. Y no solamente nosotros: otros profesionales han trabajado 40 años atrás, y la realidad es que nadie ha hecho nada.
- 📝 En 2009 publicaron 1 de esos estudios. También participaron el ingeniero Juan Carlos Schefer (parte de la actual Comisión de Reconstrucción Hidráulica de nuestra ciudad), la bióloga Elisa Parodi y la ingeniera Olga Cifuentes, entre otros.
- 🧐 “Menciona la necesidad del Puente Canessa, justificándolo especialmente para controlar las inundaciones además de complementar el abastecimiento de agua”, nos dijo Schefer. Acá podés ver el informe completo.
A Cintia también la alcanzaron los efectos de la inundación: vive a 3 cuadras del canal Maldonado, uno de los sectores más afectados por esta tragedia que nos aguó tanto, y perdió vehículos y numerosas pertenencias que tenía en los 86 metros cuadrados de la planta baja.
—Me enojó saber que nosotros, como profesionales, advertimos que esto iba a pasar, y pasaron diferentes gobiernos y nadie hizo nada. Realmente me molestó.

Sí muestra agradecimiento al Servicio Meteorológico Nacional, que sigue lo que ocurre en las estaciones meteorológicas y “da muy buenos pronósticos de alertas”.
—A veces, las alertas no se cumplen y no tenemos que enojarnos —avisa—. ¡Mejor que no se cumplieron! Ahora, tenemos que estar atentos. ¿Y cómo tomamos las alertas? Cuando el SMN da una alerta amarilla de algún evento (puede ser frío, calor, viento, precipitación): OK, esto puede pasar, pero sigamos con nuestras actividades normales. Si el color es naranja, cambiemos aquellas actividades que íbamos a hacer y que ese evento podría perjudicar. Si es rojo, quedémonos en nuestra casa.
—¿Qué tanto tiene que ver la contaminación?
—Hay muchos temas de contaminación… Fui directora del IADO durante más de 11 años (la primera mujer en dirigir un instituto del Conicet local), y en ese tiempo nos dedicábamos a estudiar la contaminación del estuario, que se ha reducido muchísimo porque el control de la Petroquímica y todas las industrias realmente es un trabajo muy bueno comparativamente a 40 años atrás. Pero bueno, siempre hay contaminación, por ejemplo, de las cloacas.
Es uno de los grandes temas que se deben atender, dice: hay elementos de esta descarga que hoy llegan a nuestro estuario y contaminan sus aguas.
—Habría que hacer un filtrado más importante porque el filtrado actual es muy precario, muy elemental… Muchas veces se ha echado la culpa al Polo Petroquímico y demás, pero no se ha tomado en cuenta lo que se tira a las cloacas. Y se necesita un muy buen control para preservar las aguas del estuario. Hay que filtrar y hay métodos. Se saben, son costosos, pero hay que tratar de trabajar en eso.
Tampoco escapamos de la contaminación atmosférica: más allá de los controles, siempre algo se emite. Lo hacen las industrias y lo hacemos nosotros cuando, por ejemplo, “no juntamos los excrementos del perro, tiramos cigarrillos o dejamos plásticos en la playa”.
—¿Por qué no hacemos algo cada uno nosotros? —propone Cintia—. Recojamos la basura; ya con eso, puedo asegurar que estamos haciendo mucho por la contaminación.

—¿Cuál es tu mirada sobre el presente de nuestra ciencia?
—Tenemos que seguir defendiendo la ciencia y la universidad pública. En la UNS está todo perfecto y la verdad estoy muy orgullosa. Lo que no quita que a lo mejor en algunas otras universidades haya que hacer un control, porque es dinero que viene de todos los contribuyentes y tiene que ser utilizado para temas de investigación que sean necesarios para el país. Si nosotros necesitamos competir, necesitamos tener industria. Tenemos gente que es brillante en nuestro país y tenemos que apoyarla.
—¿Cuál es el mayor aprendizaje que has obtenido?
—Ser tolerante y aceptar que otras personas no opinan como vos y no ir en contra de eso. Seguir con tus propios valores y aceptar que hay personas que no los tienen y no sentirse mal por eso, sino aprender a vivir en ese entorno.

En sus correos electrónicos incluye una frase: “Hay una sola forma de hacer las cosas: bien”.
Y dice que muchos la reconocen por eso.
—Si vos hacés las cosas bien y no te dejás llevar por otros valores de otras personas, siempre te va a ir bien. Yo no sé si soy exitosa. Creo que hago las cosas bien, nada más.
Ha recibido muchos reconocimientos, entre ellos una medalla de oro del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y los premios “Al Mérito Geográfico 2005” y “ESRI España 2016”, pero nunca los buscó:
—Uno tiene que vivir la vida por sí mismo, no deseando lograr el éxito. Me pone mejor el reconocimiento de mis estudiantes, cuando me dicen: “Ay, yo me acuerdo de usted cuando era profesora”. Yo tuve un profesor alemán, el meteorólogo José Hoffman, y nunca me voy a olvidar lo que me dijo cuando volví de Estados Unidos: “Siempre sea humilde. Si usted es humilde, es el mejor regalo que les puede dar a todos los que conviven con usted”. Y creo que eso es cierto: es la mejor manera de vivir.
- 🙌 Como te contamos acá, Cintia también fue incorporada a la Academia del Mar y se transformó en “heroína oceánica” en un juego de mesa ecologista.

De chica no se imaginaba en un lugar especial: fue haciendo camino con cada oportunidad que tocó su puerta.
—Ahora que estás jubilada, ¿cambió en algo tu tarea?
—No. Es más, hace unas semanas me enteré de que tengo otro nuevo becario. Tengo 2 becarios, aún estoy dirigiendo.
Cintia suele tener una recomendación clara para sus estudiantes:
—“No te arrepientas nunca de alguna decisión que tomaste y después te pareció errónea, porque uno toma decisiones con la sabiduría que tiene en ese momento”. Cuando vos hiciste toda tu tarea, tenías determinado conocimiento y te pareció que eso era lo mejor. Por lo tanto, nunca te eches la culpa por lo que hiciste. Si vos querés tener éxito en la vida o vivir bien, nunca te culpes. Perdonate, porque es la sabiduría que uno tenía en ese momento.
—¿Qué le dirías hoy a la Cintia que se decidió por la meteorología?
—Que siga, que haga lo que le gusta, que sea feliz con lo que le gusta y, sobre todo, que trabaje duro. Actualmente veo que mucha gente quiere las cosas sin el trabajo duro, y la realidad es que hay que trabajar duro para lograr las cosas. No se dan por regalo, ni por amiguismo, ni por nada: se dan porque uno trabaja para lograrlo.
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La estrenamos para nuestro segundo aniversario. Estos son los episodios anteriores:
- 😝 Lautaro Cisneros, youtuber: la risa en el centro de todo
- 👷♀ María Rosa Fernández, trabajadora de Defensa Civil: el poder de ayudar
- 💄 Damián Segovia, maquillador: hacer bien lo que te pinta
- 🤝 Matías Torres, el Ciudadano Bahiense: 100 % solidaridad
- 👱♀️ Alicia D’Arretta, auxiliar de educación: la vida por sus chicos
- 🏉 Stephania Fernández Terenzi, ingeniera y rugbier: actitud ante todo
- 👨🚒 Vicente Cosimay, bombero voluntario: 24 horas al servicio
- 💁🏼♂️ Adrián Macre, colectivero y dirigente: manejarse colaborando
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- ✍️ Marcelo Díaz, escritor: la palabra de vida
- 👩🍳 Margarita Marzocca, cocinera y jubilada: un gran gusto portuario
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Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec
