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#SeresBahienses | 🚢⚓️ Andrés Castagnola, práctico de nuestra ría: guía a buen puerto

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Andrés Castagnola tiene 65 años, es capitán de ultramar y práctico en nuestra ría: o sea, trabaja como asesor de ruta y maniobra de los barcos que llegan. Es como un guía para entrar acá: un tipo que te lleva a buen puerto.

―El práctico informa las particularidades del puerto, las condiciones del canal y, en el caso de los barcos de bandera extranjera, es el representante de la autoridad marítima a bordo ―le explica a 8000―. Tenemos la obligación de informar todo lo que sucede a la autoridad marítima, que es la Prefectura Naval.

La tarea arranca cuando a la empresa le piden un práctico: a partir de entonces, se desarrolla todo un mecanismo de logística, que arranca con el traslado de Andrés desde su casa hasta el lugar del embarco:

―Cuando el práctico está a bordo, ya sabe qué condiciones de marea, de tráfico, qué tipo de barco, qué calado, dónde va, a qué muelle, qué remolcadores va a tener… —detalla Andrés, que nació en Buenos Aires pero se siente bien bahiense—. De ahí en más, empieza el trabajo específico: asesorar al capitán con respecto a lo que tiene que hacer para ingresar al canal o para zarpar del puerto.

―¿Cuál es el momento más peligroso?

El embarco normalmente es el momento más conflictivo de nuestra profesión. Es uno de los trabajos más peligrosos, porque hay un momento, que es el trasbordo desde la embarcación de práctico al barco, donde literalmente tenés que colgarte de una escala y subir hasta 9 metros, por tus propios medios, y por supuesto con un salvavidas. Los accidentes han sucedido: afortunadamente, acá hace décadas que no pasa nada grave. Ha habido algún incidente, pero con consecuencias menores; en otras zonas ha habido fallecimientos.

―¿Cuáles son los elementos de seguridad?

―Usamos un chaleco salvavidas con doble cámara y con un sistema de inflado automático cuando toca el agua, que esperamos no usar. Pasamos de la embarcación de práctico a la escala de gato, que es la forma de embarcar, literalmente saltando.

Andrés es marino mercante. Estudió 3 años en la escuela nacional de náutica “Manuel Belgrano”, en Buenos Aires, y luego empezó a rendir para ir ascendiendo hasta convertirse en capitán de ultramar.

―Después de años de navegar y de haber tenido comando de barcos de la marina mercante, podemos elegir algún puerto de Argentina para ser prácticos ―comenta.

Y él optó por el nuestro: está en Ingeniero White desde septiembre de 1989.

―¿Recordás algo de tu primera embarcación? 

―Sí: le dije al capitán que estaba haciendo mi primer viaje cuando ya estaba terminándolo. A ningún capitán le gusta tener un práctico por primera vez, pero alguna vez tiene que suceder. Debe ser lo mismo con la primera operación del cirujano o la primera casa del arquitecto.

―¿Y qué particularidades tiene nuestro puerto? 

―Es básicamente un puerto de mareas, que por las características del estuario hace que se tenga que entrar y salir en determinadas condiciones hidrometeorológicas. Además, es un puerto muy importante por lo que implica en todo el hinterland (zona de influencia) de cereal y oleaginosa. Desde hace años, también se está trabajando mucho en lo que es hidrocarburos, tanto gas como petróleo, y eso hace que el puerto haya ido cambiando el perfil. Hoy, prácticamente el 50% de las mercaderías que se mueven son de hidrocarburos y el otro 50%, de exportaciones de cereal.

Andrés trabaja con distintos tipos de barcos: petroleros, gaseros, quimiqueros, bulk carriers (los que transportan cereal, fertilizantes), portacontenedores…

Cada uno tiene su complejidad:

No hay 2 maniobras iguales pese a ser el mismo muelle, el mismo barco, el mismo día, porque cambian las condiciones de viento, de marea, la visibilidad, las tripulaciones, los remolcadores… Hay barcos más cómodos que otros, pero todos son complejos: tenés que prestarle mucha atención a lo que estás haciendo porque el margen de error es mínimo.

―Con el viento que tenemos, ¿la complejidad es mayor? 

―Es mayor que en otros sitios, pero la ventaja de Bahía Blanca con respecto al viento es que en general es entablado del noroeste, así que sabemos con qué nos vamos a encontrar. Y hoy, con todas las predicciones que hay, con Windguru y los servicios meteorológicos, tenés una idea bastante concreta de lo que va a pasar.

Ser práctico no requiere un entrenamiento en particular, pero sí tener una buena condición física: cada 2 años, Prefectura chequea el estado con estudios y análisis. Pero no es lo único relevante:

Hace falta un buen timing para pasar de la lancha al barco. Eso es quizás más importante que una condición física ideal. A mi parecer, es más importante el embarco que el desembarco, porque el desembarco se hace poniendo el buque en las condiciones que el práctico quiere y necesita, en cambio en el embarco muchas veces el capitán no conoce las condiciones de la zona y es un poco más conflictivo. Pero afortunadamente en 34 años no tuve mayores incidentes.

Según el calado o las dimensiones, algunos barcos nacionales pueden estar exentos de tomar práctico, pero en general lo piden. Para los extranjeros es obligatorio: los riesgos de no contar con su ayuda son múltiples.

―Desde vararse hasta chocar ―nos dice Andrés―: el práctico no sólo asesora al capitán en ruta y maniobra, sino también protege al puerto. En algunos países, es un funcionario del Gobierno porque está protegiendo una red troncal, un puerto o un muelle que no necesariamente es privado. En el caso nuestro, seguimos protegiendo el puerto quizás más que la embarcación donde estamos; de hecho, si estuviésemos en una situación donde tenemos que elegir dónde varar un barco, tendría que ser fuera del canal para no obstruir la navegación. Otra cosa muy importante del práctico es la ayuda en la protección contra la contaminación, fundamentalmente de hidrocarburos.

A Andrés le apasiona todo esto. Y eligió la profesión por 2 cuestiones: 1) porque le gusta la maniobra y 2) por su familia.

Es que navegar implica estar 3 o 4 meses afuera, mientras que ser práctico te permite hacer la jornada laboral y volver a tu casa.

Y también es más divertido:

―Como capitanes, cuando estamos en navegación franca no hay grandes modificaciones en nuestra vida. En cambio, la entrada y salida de puerto es mucho más emocionante, mucho más entretenida que la navegación en sí.

Arriba del barco tiene “millones de anécdotas”, desde situaciones cómicas a otras muy complicadas. Hace una pausa, repasa mentalmente tantos años a bordo y tira una:

―Algún marinero en un buque petrolero se emborrachaba a la noche e iba a tocar la alarma de incendio en medio de la navegación. ¡Imaginate en un petrolero la alarma de incendio a las 3 de la mañana en el medio del mar!

También recuerda una rotura del casco, cuando casi se dieron vuelta frente a Río de Janeiro por un corrimiento de carga, gente que se colgaba saliendo por el Canal de Suez en Egipto… El cuaderno de bitácora es infinito.

―¿Creés que Bahía es un buen lugar para desarrollar la actividad? 

¡Espectacular! Lamento que los bahienses no entiendan y no quieran la ciudad como la queremos nosotros que venimos de afuera, porque lo que brinda es increíble. Yo he criado a mis hijas acá como nos criamos nosotros 30 años antes en Buenos Aires. Y las posibilidades del puerto son increíbles: ha ido creciendo un 1% todos los años desde hace 30 años, y fue el primer puerto autónomo de la República Argentina. Es una institución que le da progreso a la ciudad, la empuja.

  • 👨‍👩‍👧‍👧 Su gran empuje es la familia, compuesta por su pareja Fabiana y sus 3 hijas Lucila (arquitecta), Guadalupe (ingeniera agrónoma) y Tais (doctora en Biología), más sus nietos Augusta, Hipólito y Gregorio.

Lo que más disfruta Andrés de ser práctico es la falta de rutina

Acá no hay 2 días iguales, no hay forma de aburrirse. Por más que sea riesgoso, que a veces uno tenga que levantarse a las 3 o 4 de la mañana y venir en invierno, con viento o lluvia, no hay una rutina como puede haber, por ejemplo, en una oficina.

―¿Alguna vez sentiste miedo? 

―Muchas… Tormentas feas navegando, situaciones feas embarcando, barcos que se rompen, accidentes que suceden… Pero lo tenés que superar. Tenés que seguir.

―¿Y qué hay que tener para sortear esos momentos? 

―Entrenamiento, básicamente. El entrenamiento hace que empieces a hacer cosas de manera automática cuando la cabeza o el corazón te están pidiendo otra cosa. De eso se trata ser práctico: es tener práctica. Si no tenés práctica, no podés hacer lo que hacés. De hecho, perdemos nuestra habilitación si no hacemos por lo menos un viaje completo cada 4 meses.

El idioma oficial para manejarse a bordo es el inglés, independientemente de la bandera del barco. El práctico suele pasar muchas horas trabajando, pero no tiene un horario definido: en general, depende de las necesidades personales y de la compañía.

A lo largo de los años ha sido testigo de numerosos cambios: hoy celebra, por ejemplo, la incorporación de Stella Maris del Pilar Arancibia Vazques, que es la primera mujer que hace su mismo trabajo en ESEM. Una predestinada: en latín, stella maris significa “estrella de mar”.

―No en todas las zonas hay prácticos mujeres: hay en el Río de la Plata y acá. Nos abrió la cabeza, porque es una profesión extremadamente machista, como muchas que hay. Durante mucho tiempo, la mujer a bordo era “mala suerte”, así que imagínense una mujer capitán o una mujer práctico…

Los cambios en la profesión también incluyen los avances tecnológicos:

―Cuando empecé, navegábamos con sextante, con las estrellas. Hoy el GPS te da una posición cada segundo con una aproximación de metros. Antes, si el cielo estaba nublado, nos pasábamos días sin saber bien dónde estábamos…

Andrés piensa seguir disfrutando de las maniobras: hasta los 70 años, que es la edad jubilatoria. 

―¿Qué le dirías al práctico que arrancó a fines de los 80?

―Que haga esto: a mí me resultó maravilloso, no solamente la parte técnica y profesional, sino lo que pasó después con la empresa. Arrancamos en situaciones complicadas, pero lo haría de vuelta. Tiene su riesgo, como todo: el riesgo es parte intrínseca de moverse. Nosotros básicamente ofrecemos seguridad; es decir, hay una situación de riesgo latente: tratamos de que el capitán tenga la tranquilidad de que alguien lo va a acompañar para hacer bien un trabajo difícil, y llevarlo literalmente a buen puerto.


Producción, videos y edición audiovisual: Tato Vallejos

Producción y texto: Belén Uriarte

Fotos: Eugenio V.

Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec


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