Por Maximiliano Buss / Especial para 8000 (*)
Una tarjeta de identidad
Yo no odio a la gente.
Yo no le robo a nadie.
Pero si tengo hambre
como la carne de mi usurpador
ten cuidado, ten cuidado de mi hambre
y de mi ira.
Mahmud Darwish
—A los israelĂes los recibimos como huĂ©spedes. Como Argentina recibiĂł a los inmigrantes. Eso hicimos los palestinos en 1948. Y despuĂ©s nos encerraron. Pero si un judĂo golpea mi puerta esta noche le darĂ© agua y comida.
Faisal Malak vive en una casa que levantĂł con su esposa en Tulkarem, una ciudad palestina de Cisjordania, a 10 kilĂłmetros del Mar Mediterráneo. En 2002, cuando llegĂł a BahĂa, adoptĂł la nacionalidad argentina antes de volver a Palestina en 2014.

CreciĂł con la cultura musulmana, escucha los recitados del mĂstico sufĂ Rumi, pero dice que no cree en Dios. Por eso prefiere leer al revolucionario poeta árabe Mahmud Darwish.
Su madre siempre estuvo convencida de que Alá (Dios) liberarĂa a Palestina.
Él confĂa más en la resistencia de los palestinos.
Mientras tanto, despuĂ©s de que los militantes de Hamas cruzaran la valla que rodea la Franja de Gaza, el nĂşmero de muertos en Israel aumentĂł a 1.200 y más de 2.700 resultaron heridos y los ataques de represalia israelĂes mataron a 1.100 personas e hirieron a 5.339 y unos 535 edificios residenciales fueron destruidos dejando a unas 250.000 personas sin hogar, segĂşn reporta la agencia de noticias Reuters.Â
—Mis hijos (tiene 2 hijas de 10 y 8 años y un hijo de 7) tienen miedo. Pero yo no. A nada ni a nadie. Te juro.
Y eso que solo vive a 2 horas de la Franja de Gaza, de “la guerra”.
—Gaza es tan grande como BahĂa, tiene 2 millones de palestinos que no pueden entrar ni salir porque está encerrada por los israelĂes. Imaginate lo que es vivir asĂ. En Gaza están los grupos militares de resistencia. Está Hamas y una docena más. Ellos protegen a los ciudadanos que son atacados por Israel. Porque los colonos nunca dejaron de matar palestinos.Â
Faisal dice que la sensaciĂłn en Gaza es de encierro, que llevan más de 30 años asĂ, que en algĂşn momento iban a explotar.
Y eso está pasando ahora.
Tulkarem, su ciudad, también quedó rodeada por un muro después de la última rebelión de los palestinos contra Israel.
—Soy ingeniero electricista y cada vez que voy a mi trabajo, en Ramala, tengo que pasar 4 puestos de control israelĂes porque sus soldados siempre cortan las rutas.
Hoy no hay gas, agua ni comida en muchas ciudades cercanas. Los hospitales están colapsados. Hay 1.500 muertos. Las calles están abrojadas de palestinos que salen a protestar mientras el grupo armado Hezbolá avanza sobre el norte de Israel.
Todo eso cuenta Faisal, mientras escucha de fondo Al Jazeera.
—Yo no me puedo ir. No puedo hacer mucho, acompaño con mi voz en la calle la resistencia palestina.
—¿Qué sensación te provoca la muerte de niños, mujeres y hombres del otro lado de la frontera que no están armados, que nada tienen que ver con la ocupación?
—Ante la guerra no solo hay que sentir sino razonar por quĂ©. Por quĂ© llegamos hasta acá. Palestina es chiquita, como de BahĂa a Pedro Luro o un poco más. Hoy tenemos apenas un 22% de lo que era el territorio palestino. Luchamos para que respeten la frontera y nos devuelvan lo que nos pertenece. Estamos bajo una ocupaciĂłn. Los israelĂes destruyeron asentamientos y la poblaciĂłn palestina, que es en su mayorĂa cristiana o musulmana, fue vĂctima de una limpieza. Por eso tenemos que ser dueños de esta tierra. Para que eso no siga pasando.
Un villero
Faisal conociĂł a un grupo de argentinos cuando estudiaba en Escocia en 1998. En 2002 lo invitaron a nuestro paĂs y se vino. ViviĂł un par de años en el sur de la ciudad de Buenos Aires hasta que un dĂa quiso conocer más, agarrĂł un mapa y saliĂł a la ruta. AsĂ se chocĂł con BahĂa Blanca, cuenta.
CompletĂł unos cursos de electricista en la Universidad Nacional del Sur al tiempo que aprendĂa castellano. Poco despuĂ©s consiguiĂł trabajo en una empresa proveedora de insumos marĂtimos y empezĂł a cambiar repuestos de buques en el puerto de Ingeniero White.
—EmpecĂ© a recorrer la zona tambiĂ©n: desde Sierra de la Ventana hasta San Blas y RĂo Colorado. Me gustĂł tanto que primero me hice la residencia en BahĂa y despuĂ©s el documento de identidad y el pasaporte argentino. No fue fácil porque me decĂan que Palestina no era un paĂs. Tuve que pelear mucho. Pero ahora soy argentino, bahiense… y de Villa Mitre.
(*) ✍️ Maximiliano Buss pasĂł por lanueva.com y por La NaciĂłn, de cuya maestrĂa en periodismo es egresado. En 8000 ya contĂł otras historias:
- Daniela Katz desde Israel: “Un futuro mejor, mientras vuelan los misiles”;
- Faisal Malak: “Bancando la lucha y extrañando la ciudad”;
- BahĂa Blanca, una pinturita para su cumpleaños 195.