Por Oliver Galak / Especial para 8000 (*)
Para ubicarnos en contexto: hace 1 año estábamos todavía en pleno aislamiento social, buscando tareas que nos entretengan sin salir de casa, haciendo todo tipo de encuestas absurdas en Twitter, debatiendo si el 0 es par y en pleno auge del documental de Michael Jordan.
Aburrimiento, incertidumbre, ansiedades y hasta un toque de agresividad se mezclaban en el reducido espacio en el que cada quien transitaba su cuarentena.
En medio de ese polvorín, Sebastián Campanario (periodista, economista, especialista en innovación, buen tipo aunque platense) encendió una chispa que terminaría por desatar una competencia tan ridícula como emocionante: “Vamos con la única encuesta que importa”, escribió a las 22:11 del miércoles 20 de mayo de 2020. Y le dio a la tuitósfera 24 horas para votar entre La Plata y Bahía Blanca.
Corresponde aquí que confiese que Seba me tiene (¿tenía?) de hijo desde hacía 10 años, cuando me relegó al segundo puesto en una trivia para periodistas y se quedó con un viaje a Francia. Él metía en Clarín mejores notas que las que yo hacía para La Nación, me aconsejó que tomara un trabajo en el que sólo duré 6 meses… hasta su hijo puede resolver el Rubik en 17 segundos y el mío lo hace en 42.
Por eso, cuando lanzó la encuesta, pensé: “Otra vez sopa”.
Gran parte de sus amigos y colegas (y, suponemos, también sus seguidores) son de la Ciudad de las Diagonales, un conglomerado que más que duplica en habitantes a Bahía.
Por si hacía falta inclinar aún más la cancha, “La Plata” fue colocada en primer lugar, un sitial que naturalmente atrae más clics que el resto de las opciones en cualquier encuesta.
A nadie sorprendió cuando en las primeras horas, con un par de miles de votos escrutados, la capital bonaerense se colocó 10 puntos arriba en las preferencias de los participantes.
“Me dicen que @GonzaloRMDT @lasilverii @OliverGalak @sebabortnik @leonardovalente se retiran segundos antes de que termine la encuesta para no saludar al rival, como los Pistons”, canchereaba Campanario apenas pasado el mediodía siguiente, etiquetando a algunos de los tuiteros bahienses más comprometidos con la causa.
El guiño a los rivales de los Bulls que tan bien retrató The Last Dance volvería horas después, pero con los equipos cambiados.
A la tarde la cosa empezó a ponerse picante. La cantidad de votos ya tenía 5 cifras y la diferencia tendía a achicarse.
Ambos bandos etiquetaban a sus figuras más conocidas con la esperanza de volcar la balanza. Así, mientras nosotros buscábamos llamar la atención de Manu Ginóbili, ellos pedían el apoyo de… eh…, cómo era, este…, bueno, no recuerdo bien de quién, pero me parece que no era alguien con 4 anillos de la NBA. Me parece.
“La hora, referí”, pidió el economista Martín Tetaz al vislumbrar que el triunfo platense no estaba asegurado. Faltaban todavía 6 horas para el pitazo final.
A eso de las 18:30 el marcador ya mostraba un cerrado 51 a 49 para los anfitriones de la burocracia provincial. La diferencia se acortaba, pero cada vez hacían falta más votos para mover 1 punto porcentual. Y los minutos se consumían…
Faltando hora y media, la pizarra mostraba un angustiante 50,1 contra 49,9. Eran sólo 30 votos los que se necesitaban para que la Capital del Básquetbol, del Viento y del Sur Argentino se hiciera con la punta. Pero todos los tuiteros bahienses que conocíamos ya habían votado. Parecía que no nos quedaba resto para remontar esa exigua, pero definitoria, diferencia.
A menos de 1 hora para el cierre, La Plata consiguió unas décimas más que le dan un poco de aire.
En casas cuya dirección no conoce caracteres que no sean numéricos ya había quien sacaba el champán de la heladera.
Pero nada está dicho hasta que todo está dicho. 50 a 50 redondo decía el marcador faltando 44 minutos para la chicharra.
¿Cuántos infartos se pueden producir en 44 minutos?
El milagro era posible. La elección se disputaba voto a voto y los punteros no escatimaban esfuerzos. ¿Hubo quien le sacó una cuenta de Twitter a su abuela para incidir en la encuesta? Habladurías.
El desenlace ya es historia gloriosa: La Plata no pudo aguantar la presión y fue una fiesta bahiense. De los 11.508 participantes de la encuesta, 50,6% votaron por nuestra ciudad y el resto por la urbe que nos dio a Bilardo, las pollajerías y a mis 2 hermosos sobrinos.
Sebastián rápidamente se plegó al carro vencedor y recalibró su comparación con la NBA noventista: el equipo Bahía ya no remitía a los Bad Boys de Detroit, sino que pasó a ser heredero natural de la generación Jordan.
Desde entonces, un par de tuiteros colocaron en su bio la frase definitiva: “Vencí a La Plata el 21/05/2020” .
Y así fue cómo sumamos otro mojón a la larga épica del #OrgulloBahiense.
(*) Oliver Galak es bahiense y como periodista trabajó en La Nación y otros medios. Actualmente es director de Comunicación de la Embajada Británica.
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