😝 Lautaro Cisneros, youtuber: la risa en el centro de todo

Publicado el 11/06/2022.

Idea y edición general: Abel Escudero Zadrayec

Producción, videos y edición audiovisual: Tato Vallejos

Producción y texto: Belén Uriarte

Fotos y videos: Eugenio V.


—Tus amigos te van a ver porque saben las ganas, el sueño, el trabajo que le ponés, pero cuando gente que no tiene nada que ver te dice “me hacés reír”, ¡guau, qué lindo! Qué lindo distraerse aunque sea un ratito de lo que cada vida va llevando.

Lautaro Cisneros es bahiense, es creador de contenidos, es youtuber.

Arrancó en mayo, casi sin pensarlo: su novio Fabrizio lo sorprendió con unas entradas para ver a Lali Espósito en el Luna Park y grabó su reacción a escondidas. Cuando Lauti supo de la existencia de ese video, no dudó: lo subió a YouTube y…

¡La mismísima Lali lo vio y lo compartió!

—Me dijo que tenía un alto novio, que se había emocionado con nosotros —le cuenta Lauti a 8000—. Y bueno, ahí dije: “Es momento de contar una experiencia”.

Mientras se prepara para grabar, recorre de un lado al otro la cocina-living-comedor del departamento céntrico que comparte con su novio. Pegado al dormitorio está el sillón donde filma. Y enfrente, la computadora donde edita.

Lauti se acerca al espejo. Se retoca la cara. Y mirando a cámara, tira:

Es un estrés bárbaro ser creador de contenidos.

Y al toque aclara:

—A mí me encanta. Es un mundo en el cual uno no deja de jugar a ser y hacer… Se trata un poco de llevar la imaginación a niveles extremos, después bajarlo a la realidad con las posibilidades que uno tiene y de ahí, que salga el producto final.

Lauti luce muy desenfadado pero hay algo que no revela, como hacen muchas celebridades: su edad.

—Vayan al Registro Civil a averiguar. ¡Siempre miento para mi cumpleaños! A todo el mundo le digo que tengo 24.

El dato cierto es que lleva más de 2 décadas amando la actuación. Ya de chico era el payaso de la familia, el que hacía reír, el que bailaba y cantaba. El que no tenía vergüenza.

Siempre me encantó ser el centro de atención: mi mamá siempre decía que tenía problemas con mi hermana Luciana, con la que nos llevamos 5 meses, porque no se quería quedar en el jardín. En cambio yo sí: el arenero, los actos, ¡amaba!

Su infancia estuvo marcada por la productora infantil Cris Morena. Era fanático de Casi ángeles (de ahí su devoción por Lali), y cuando se ponía frente a la tele se preguntaba: “¿Por qué yo no?”.

—¿Y hoy qué le dirías a ese Lautaro chiquito?

—Que siga, que de a poquito y con mucho trabajo se va a ir cumpliendo tal cual lo planeó, y más rápido de lo que pensó. Que cuesta un montón, pero que le siga metiendo porque va a llegar. Y lo abrazo, lo abrazo fuerte al Lautaro niño.

Cuando se ríe, la gente suele mirarlo y lanza una carcajada o de mínima, sonríe. Es contagioso; arranca, parece que termina pero no: vuelve a arrancar. Y tiene un sonido particular: muchos lo comparan con Bob Esponja

Y él se ríe, claro.

—De mi risa me dicen de todo… Ahora estoy trabajando en un Pago Fácil y la otra vez me estaba riendo y aparece una clienta, que es una amiga, y me dice: “Ay, escuché tu risa y dije ‘Está trabajando acá’…”.

—¿Y a vos qué te hace reír?

Me río de todo en la vida. De mí, principalmente. O sea, de mí y de las boludeces que se me ocurren y de lo pelotudo que puedo llegar a ser con las conjeturas que saco en mi cabeza, me río mucho. Todo me hace reír. El humor bueno, claro.

También llora seguido, dice. Principalmente de emoción. Por ejemplo: cuando va a clases de teatro y le sale un ejercicio, cuando ve felices a amigos y familiares, cuando pasa todo un fin de semana sin dormir y finalmente logra subir el video que tenía en mente.

—También me emociona ver que alguien se ríe con mis videos, que quiere ver más.

Lauti siente el orgullo de ser de acá.

Ser bahiense es lo más de lo más: o sea, somos lo más de lo más. Es vivir con tierra todo el tiempo porque hay mucho viento, pero es lo más… Y que un bahiense pueda salir en YouTube, para el mundo…

Dice que hace poco le escribieron desde España para felicitarlo por su contenido. Y que de este lado también lo bancan, incluso su familia, que mantiene un perfil bajo:

—Tratan de manejar todo esto de la exposición lo más tranquilos posible. A mi mamá Laura le da un poquito de vergüencita, pero igual me insiste para que siga con mis sueños.

Lauti habla de corrido, habla mucho, y va reafirmando con sus manos. Y se ríe a carcajadas: cada tanto se inclina sobre sus piernas y se aprieta la panza, que le duele de tanto reírse.

Las críticas le cambian la onda:

—¡Son terribles! Si viviéramos en un mundo más pacífico, todo sería mejor.

Sabe que exponerse implica ciertos riesgos, aunque hay cosas con las que no comulga: cuando se pasa el límite, cuando se falta el respeto… Y en momentos así, se refugia más en los suyos.

—Pienso que es muy fácil criticar sentado en una computadora, desde un celu… Por eso, si bien me afecta, no me consume todo el día. Me quedo más con los comentarios positivos, que gracias a Dios son un montón.

Su fanatismo por Lali comenzó con Casi ángeles, aquella cita impostergable de cada tarde después del colegio. Sigue con la música: le encanta el pop. Pero básicamente le gusta lo que Lali representa. 

—Me acuerdo siempre del show en el que levantó una bandera LGBTIQ+ y en vez de decir “feliz mes”, dijo “feliz vida”. Siempre tiene unas ideas muy guau sobre el tema. Y se la banca: va contra todo y nunca se traiciona. Así que, nada: la amo.

Lali es un tema recurrente, aunque no es el único contenido en su canal de YouTube. También cuenta otras experiencias, como salir a comer en Buenos Aires o ir a la cancha: no sabe de fútbol, pero su novio es fanático de Racing y hace poco lo llevó.

—Me re cuesta: a veces estamos mirando un partido y le pregunto para qué lado patean. Él me explica con una paciencia terrible.

Lauti debutó en Avellaneda, en la popular. Gritó 5 goles y armó un vlog.

Ese registro (los vlogs, videos que documentan su vida) es de lo que más disfruta.

Me encanta actuar, me encanta crear historias. Prontito van a ver en mi canal los primeros sketches de comedia, con actuaciones no tan bizarras sino más reales, profesionales, porque hay que armar un guion para que el chiste salga bien.

Y seguramente vendrán más novedades. Lauti quiere vivir de esto y tiene varios proyectos en mente, como viajar y contarlo:

—A lo Marley. Algo así. ¡Tengo muchas ganas!


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